Existe una creciente preocupación en Irán por las continuas protestas antigubernamentales en Irak y en el Líbano. Teherán envió al general Qasem Soleimani, de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, a Bagdad para reunirse con funcionarios de seguridad locales.
Soleimani llegó en helicóptero a la “Zona Verde”, donde se encuentran las oficinas gubernamentales y las misiones diplomáticas extranjeras.
Su llegada fue para fortalecer al gobierno iraquí que ha sido favorable a Irán.
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Las protestas contra el gobierno en Irak han cobrado impulso en los últimos días, con un saldo de 100 muertos y más de 5.000 heridos desde el viernes.
Las protestas fueron provocadas por el deterioro de las condiciones de vida, el aumento del desempleo y la corrupción.
Las manifestaciones han tenido lugar en zonas de mayoría chiíta y se han dirigido contra el gobierno dominado por los chiíes y contra partidos políticos que a menudo reciben el apoyo de Irán.

En el Líbano, el apoyo iraní a Hezbolá no ha podido influir en la decisión del Primer Ministro Saed Hariri de dimitir.
Hariri renunció en medio de crecientes protestas contra la corrupción desenfrenada de la clase política que ha llevado colectivamente al Líbano a una grave crisis económica.
La dimisión de Hariri ha dejado un vacío político, aunque el primer ministro había accedido a la petición del presidente libanés Michel Aoun de permanecer al mando de un gobierno provisional.
El miércoles, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Khamenei, culpó a Arabia Saudita, Estados Unidos e Israel de propagar la “inseguridad y la agitación”.
Los manifestantes iraquíes y libaneses se han mantenido en contacto y se han apoyado mutuamente a través de la aplicación de WhatsApp.