El primer ministro de Qatar advirtió que un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán podría contaminar las aguas del Golfo, poniendo en peligro la vida en Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait. Estos tres países, situados frente a Irán, dependen del agua desalinizada del Golfo para abastecer a más de 18 millones de personas, ya que cuentan con reservas naturales mínimas.
El jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani subrayó que un ataque contra los sitios nucleares iraníes provocaría un desastre ambiental, dejando al Golfo sin agua potable ni vida marina. Además, insistió en la necesidad de evitar una escalada militar en la región.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha manifestado su intención de negociar un nuevo acuerdo nuclear con Irán. Al mismo tiempo, ha reactivado su estrategia de “máxima presión” para aislar a Teherán de la economía global y reducir sus exportaciones de petróleo a cero.
El primer ministro qatarí reiteró que su país rechaza cualquier acción militar contra Irán y abogó por una solución diplomática. En una entrevista con el comentarista conservador estadounidense Tucker Carlson, publicada el viernes, afirmó que Qatar no respaldará ninguna intervención bélica y continuará buscando una salida pacífica.

Desde Teherán, el líder supremo de Irán negó que su país tenga intenciones de desarrollar armas nucleares y rechazó cualquier tipo de presión para negociar bajo coacción.
Hace años, Qatar evaluó el impacto de un posible ataque a los sitios nucleares iraníes y concluyó que el país podría quedarse sin agua potable en solo tres días. Para mitigar este riesgo, ha construido 15 embalses de hormigón de gran capacidad, asegurando así un suministro de emergencia.
El jeque Mohammed también mencionó que algunos sitios nucleares de Irán se encuentran más cerca de Doha que de Teherán, lo que agrava la amenaza. La única planta nuclear operativa en Irán, ubicada en Bushehr, está situada en la costa del Golfo.
El gobierno qatarí instó al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a supervisar todas las instalaciones nucleares de Israel. Durante una reunión del organismo en Viena, el embajador de Qatar en Austria, Jassim Yacoub al-Hammadi, reiteró esta demanda.

Israel nunca ha confirmado oficialmente la posesión de armas nucleares, pero se estima que cuenta con unas 90 ojivas, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo.
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar destacó la importancia de que la comunidad internacional haga cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea general de la ONU, así como las disposiciones del OIEA y la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación de 1995. Estas resoluciones instan a Israel a someter sus instalaciones nucleares a supervisión.
Además, Doha instó a reforzar los esfuerzos diplomáticos para incluir a Israel en el Tratado de No Proliferación como un país sin armas nucleares. Actualmente, Israel es el único país de Oriente Próximo que no forma parte del tratado ni ha firmado acuerdos de salvaguarda con el OIEA.
Mientras tanto, el gobierno israelí ha reiterado su compromiso de impedir que Irán adquiera armas nucleares. Desde su fundación en 1948, Israel ha implementado diversas estrategias para garantizar su seguridad. En sus primeros años, el entonces primer ministro David Ben-Gurion impulsó estudios geológicos en el Néguev a través de la unidad HEMED GIMMEL de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Durante la década de 1960, Israel colaboró con la empresa francesa Dassault en el desarrollo del programa de misiles balísticos Jericó. Aunque Francia se retiró del proyecto, Israel continuó por su cuenta y creó el misil Jericó-1, de combustible sólido y alcance de 500 kilómetros.
En la Guerra del Yom Kippur de 1973, estos misiles fueron puestos en alerta máxima, lo que generó especulaciones sobre su posible capacidad nuclear. Diseñados para lanzarse desde vehículos móviles, podían transportar ojivas de alto poder explosivo, nucleares o químicas.
Israel ha desarrollado versiones más avanzadas de estos misiles, como el Jericó-3, con mayor alcance y sofisticación. Su política de ambigüedad nuclear se ha basado en la Doctrina Begin, que justifica ataques preventivos contra países que buscan desarrollar armas atómicas.
El avance del programa nuclear iraní podría modificar la estrategia israelí en el futuro. Si Teherán alcanza el umbral nuclear, la postura de Israel respecto a su propio arsenal podría cambiar. Oriente Próximo sigue siendo una región en tensión, con un delicado equilibrio de poder, donde Israel juega un papel clave en la contención de Irán.