El comandante de Irán en Medio Oriente, el general Qassem Soleimani, ideó un complot para obligar a las tropas estadounidenses no solo a abandonar Siria sino también a ser expulsado de las bases estadounidenses en Irak, informan las fuentes militares y de inteligencia de DEBKAfile.
Las milicias chiítas iraquíes han sido asignadas para llevar a cabo ataques terroristas contra las tropas estadounidenses programadas para abandonar Siria. Una represalia militar de Estados Unidos o Israel en Irak, según el plan de Soleimani, provocará que Bagdad ordene a las fuerzas estadounidenses que abandonen sus bases iraquíes de inmediato.
Tanto el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, como el primer ministro, Benjamin Netanyahu, prometieron eliminar la presencia militar iraní de Siria. El primero dijo explícitamente: «Estados Unidos usará la diplomacia y trabajará con nuestros socios hasta que la última bota iraní sea expulsada de Siria«.
Sin embargo, el general iraní está ejecutando un plan de tres vías para demostrar que ambos están equivocados, al mismo tiempo que continúa su plan para expulsar a los Estados Unidos de sus bases militares en Irak.
La primera etapa de la trayectoria militar de Soleimani es la concentración en la frontera iraquí de 10.000 soldados pro iraníes pertenecientes a las grandes Unidades de Movilización Popular (PMU) de Irak, también conocidas como la milicia Hashd Al-Shaabi.
El atrincheramiento de las tropas pro iraníes es el último proyecto de Soleimani en Siria. Ha enviado a sus oficiales a establecer centros de enlace para que los milicianos de la PMU iraquí coordinen militarmente con las tribus árabes del este de Siria. Se cree que sus tareas se centrarán en las operaciones terroristas de ingeniería contra las tropas estadounidenses que están por retirarse de Siria.
Fuentes de inteligencia informadas sospechan fuertemente que el gran ataque suicida en la ciudad siria norteña de Manbij el pasado miércoles, que se cobró 5 vidas estadounidenses y mató a otros 11 combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), fue el primero de estos ataques que se llevaron a cabo por orden de Soleimani por uno de esos escuadrones conjuntos.
Teherán también tendrá grandes problemas para planear comunidades chiítas importadas en las aldeas y municipios sirios ubicados a lo largo de la carretera Damasco-Beirut y parcialmente despoblados durante la guerra civil. Algunas de estas comunidades chiítas vienen de Irak; otras son las familias de las milicias chiítas afganas y paquistaníes reclutadas por Teherán para luchar por Bashar Assad en la guerra civil. Estos milicianos, cuyas familias esperaban su regreso a los campos de refugiados en Irán, están siendo desmovilizados y se les permite traer a sus familias para que se reúnan con ellos en Siria. Según algunas estimaciones, Teherán ha podido inflar a la población chiíta de Siria con unas 9.000 familias importadas, todas ellas al servicio de otro de los objetivos de Irán en Siria: la creación de un corredor chiíta entre Damasco y Beirut.