Donald Trump promueve la expansión de los Acuerdos de Abraham y avanza en negociaciones nucleares con Irán, mientras Israel teme un acuerdo débil.
Trump busca ampliar acuerdos y cerrar pacto nuclear
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció avances en dos frentes diplomáticos clave: la expansión de los Acuerdos de Abraham y las negociaciones nucleares con Irán. En declaraciones desde el Despacho Oval, Trump expresó optimismo sobre la normalización de relaciones entre Israel y más países árabes, afirmando que “muchos países quieren entrar en los Acuerdos de Abraham” y que el proceso “se llenará muy rápido”. Los acuerdos, firmados en 2020, establecieron lazos diplomáticos entre Israel, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán, con mediación estadounidense. Trump sugirió que su liderazgo en este proceso podría merecer un Premio Nobel de la Paz, al responder “tal vez por los Acuerdos de Abraham” cuando se le preguntó al respecto.
Paralelamente, Trump destacó el progreso en las conversaciones nucleares con Irán, que buscan limitar el programa nuclear de la República Islámica. Las negociaciones, reanudadas en Omán y continuadas en Roma, involucran a enviados de la administración Trump, como Steven Witkoff, y al canciller iraní Abbas Araghchi. Trump señaló que las discusiones son “muy serias” y que Estados Unidos está “bien encaminado” hacia un acuerdo. “Podríamos tener una decisión muy, muy buena, y se salvarían muchas vidas”, afirmó, contrastando esta opción con una posible acción militar, que describió como “no buena en absoluto”. El presidente destacó su preferencia por una solución diplomática para evitar que Irán desarrolle un arma nuclear.
Sin embargo, Israel expresó preocupación por el rumbo de estas negociaciones. Un informe reciente, publicado el 24 de abril de 2025, revela que el gobierno israelí teme que Estados Unidos cierre un acuerdo con Irán que no garantice la eliminación total de su capacidad nuclear. El primer ministro Benjamin Netanyahu declaró que el único pacto aceptable sería uno que implique “entrar, volar las instalaciones y desmantelar todo el equipo, bajo supervisión y ejecución estadounidense”. Esta postura refleja el temor de Israel a que un compromiso diplomático permita a Irán mantener infraestructura que pueda ser utilizada para desarrollar armas nucleares en el futuro.
Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en marzo de 2025, Irán poseía aproximadamente 275 kg de uranio enriquecido al 60%, una cantidad suficiente para fabricar, en teoría, media docena de armas nucleares si se enriquece al 90%. Funcionarios estadounidenses estiman que Irán podría alcanzar este nivel en tan solo una semana, lo que intensifica las preocupaciones de Israel. El asesor de seguridad nacional de Trump, Mike Waltz, afirmó que el objetivo es el “desmantelamiento total” del programa nuclear iraní, incluyendo el enriquecimiento, la fabricación de armas y los misiles estratégicos. Sin embargo, un reciente cambio en la postura de la administración Trump, según el enviado Witkoff, indica que ya no se busca la “desnuclearización total”, sino limitar el enriquecimiento de uranio al 3,67%, como establecía el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) de 2015.
Datos clave sobre las negociaciones nucleares con Irán
- Inicio de las conversaciones: Las negociaciones indirectas comenzaron en Omán y continuaron en Roma en abril de 2025, con mediación de autoridades omaníes.
- Postura iraní: El canciller Abbas Araghchi insiste en que no hay opción militar y que Irán está dispuesto a dialogar si se levantan sanciones.
- Capacidad nuclear: Irán tiene 275 kg de uranio enriquecido al 60%, cerca del nivel necesario para armas nucleares, según la OIEA.
- Objetivo estadounidense: Limitar el enriquecimiento al 3,67%, en lugar de desmantelar completamente el programa nuclear.
- Preocupación israelí: Netanyahu exige la destrucción total de las instalaciones nucleares iraníes bajo supervisión de Estados Unidos.
Contexto regional y desafíos diplomáticos
Las negociaciones con Irán se desarrollan en un contexto de alta tensión en Oriente Próximo. El 1 de octubre de 2024, Irán lanzó unos 180 misiles contra Israel en represalia por los asesinatos de líderes de Hamás y Hezbolá, intensificando el temor a una escalada bélica. Israel prometió una respuesta significativa, aunque documentos filtrados de inteligencia estadounidense, analizados en octubre de 2024, indican que Israel no planea activar su disuasión nuclear ni atacar directamente las instalaciones nucleares iraníes. En cambio, se prepara para ataques selectivos con misiles balísticos lanzados desde el aire, como los sistemas Golden Horizon y Rocks, diseñados para evitar sobrevuelos en países vecinos.
Por su parte, Irán niega oficialmente buscar armas nucleares, respaldado por una fatwa de 2003 del líder supremo Alí Jamenei que prohíbe su desarrollo. Sin embargo, el comandante de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami, afirmó que el país está preparado para cualquier confrontación y no retrocederá ante “operaciones psicológicas o acciones militares”. Además, 39 parlamentarios iraníes conservadores solicitaron en octubre de 2024 revisar la doctrina de defensa para “fortalecer la disuasión”, lo que sugiere un posible cambio hacia la adquisición de armas nucleares frente a las amenazas de Israel.
En el frente de los Acuerdos de Abraham, la administración Trump busca capitalizar el éxito de 2020 para incluir a más países, aunque no se han especificado cuáles. La normalización de relaciones con Israel enfrenta resistencia en algunos estados árabes debido a la percepción de que Israel mantiene una postura agresiva en la región, especialmente tras los bombardeos en Gaza y Líbano. Países como Arabia Saudita, Qatar y Baréin han indicado que no permitirán ataques contra Irán desde sus territorios, lo que complica las opciones militares de Estados Unidos e Israel.
Las negociaciones nucleares también enfrentan obstáculos internos en Irán. El presidente Masud Pezeshkian, considerado moderado, inicialmente mostró disposición a reactivar el PAIC, pero las recientes tensiones han fortalecido a los sectores más duros, que rechazan cualquier compromiso con Occidente. En Estados Unidos, la proximidad de las elecciones presidenciales de 2024 influyó en la postura de la administración anterior, que buscó evitar una escalada. Ahora, con Trump en el poder, la estrategia combina presión diplomática con la amenaza de sanciones y acciones militares, aunque el presidente parece priorizar un acuerdo negociado.
El temor de Israel a un “mal acuerdo” se basa en la experiencia del PAIC, abandonado por Estados Unidos en 2018 bajo el primer mandato de Trump. Desde entonces, Irán ha incrementado su enriquecimiento de uranio y reducido la cooperación con la OIEA, lo que ha complicado las inspecciones. La posibilidad de que un nuevo pacto no incluya la destrucción total de las instalaciones nucleares iraníes mantiene en alerta al gobierno de Netanyahu, que insiste en su Doctrina Begin, la cual prohíbe que países vecinos adquieran armas nucleares.
En este escenario, Trump enfrenta el desafío de equilibrar las expectativas de Israel, la presión interna en Irán y la necesidad de evitar un conflicto regional. Las próximas reuniones, programadas para la semana siguiente en Roma, serán cruciales para determinar si las partes pueden alcanzar un acuerdo que satisfaga los intereses de Estados Unidos, Israel e Irán, o si las tensiones derivarán en una confrontación más amplia.