Un hombre murió y otro resultó herido en el complejo militar iraní de Parchin el miércoles por la noche, en lo que la agencia de noticias Tasnim del país calificó de “accidente industrial”.
Parchin, situado al sur de Teherán, ha estado vinculado al trabajo de producción de misiles y a la investigación nuclear de Irán. En el pasado ha sido escenario de varias explosiones misteriosas, que algunos han sugerido que fueron diseñadas por los enemigos de Irán.
Tasnim solo dijo que la explosión se produjo en una fábrica del lugar.
El complejo de Parchin, al sureste de Teherán, ha albergado en el pasado pruebas de explosivos convencionales que podrían utilizarse para detonar una cabeza nuclear, algo que Irán ha negado en repetidas ocasiones.
El sitio fue sometido a un renovado escrutinio por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica en 2015, cuando Teherán alcanzó un acuerdo con las principales potencias en virtud del cual aceptó frenar sus actividades nucleares bajo la supervisión de la ONU a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.
Anteriormente, Irán había negado al OIEA el acceso a Parchin, insistiendo en que se trataba de un emplazamiento militar no relacionado con ninguna actividad nuclear, pero el entonces jefe del organismo, el fallecido Yukiya Amano, hizo una visita.
En junio de 2020, la explosión de un tanque de gas en una “zona pública” cercana al complejo sacudió la capital, a 30 kilómetros de distancia, pero no causó víctimas, según dijo entonces el Ministerio de Defensa.
El programa nuclear iraní ha sido objeto de una campaña de sabotaje, ciberataques y asesinatos de científicos clave de la que ha culpado a su archienemigo Israel.
En 2014 y 2007 se produjeron otras explosiones e incendios en Parchin.
El último incidente se produce días después de que un alto miembro del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní fuera abatido por dos hombres armados en moto en pleno centro de Teherán.
El asesinato del coronel Hassan Sayyad Khodaei, ocurrido el domingo, se asemeja a otros atentados mortales cometidos en Irán y atribuidos a Israel, como los dirigidos contra los científicos nucleares del país.
Los informes de los medios de comunicación hebreos e iraníes dijeron que Khodaei había planeado secuestros y otros intentos de atacar objetivos israelíes y judíos en todo el mundo y que estaba a cargo de reclutar traficantes de drogas y otras entidades criminales para llevar a cabo los ataques.
El miércoles, un funcionario anónimo de los servicios de inteligencia dijo a The New York Times que Israel había comunicado a los funcionarios estadounidenses que estaba detrás del asesinato, en un esfuerzo por advertir a Teherán contra el trabajo continuado de una supuesta unidad encubierta que él ayudó a dirigir.
Dos personas afiliadas al CGRI dijeron al Times que Khodaei desempeñó un papel clave en el transporte de tecnología de drones y misiles a las milicias respaldadas por Irán en Siria y a los combatientes de Hezbolá en el Líbano. También actuó como asesor táctico de las milicias con base en Siria.
Israel, que no ha hecho ningún comentario oficial sobre el incidente, habría elevado el nivel de alerta de seguridad en sus embajadas y consulados de todo el mundo, por temor a un ataque iraní de represalia.