Jerusalén ha empezado a distribuir contenedores para envases y envoltorios reciclables, ocho años después de firmar un contrato con la empresa que los suministra.
La ciudad -amenazada con multas más de una vez por el Ministerio de Protección del Medio Ambiente por su retraso- se ha resistido durante mucho tiempo a los distintivos contenedores naranjas.
Esto se debe a que, a diferencia de otros municipios, creó hace unos años una instalación de clasificación de residuos llamada Greenet en Atarot, al norte de Jerusalén.
El acuerdo comercial firmado por la ciudad permite a Greenet separar los artículos potencialmente reciclables de la basura general y venderlos.
Ofer Bogin, director general de Greenet, confirmó el lunes al Times of Israel que el acuerdo contenía una cláusula que obligaba a la ciudad a pagar una compensación en caso de que disminuyera la cantidad de materiales reciclables entregados a la instalación.
Bogin dijo que aún no se había acordado una cifra.
Según el Ayuntamiento de Jerusalén, los primeros 100 contenedores naranjas se están distribuyendo en lo que denomina centros de reciclaje, zonas que concentran diferentes contenedores para reciclar artículos como vidrio, papel, cartón, artículos eléctricos y ropa. Están en los barrios de Nahlaot, Har Nof, Kiryat Moshe, Mishkenot HaUma, Mahane Yehuda, Makor Baruch, Ma’alot Dafna, Ramat Eshkol, Sanhedria y Har Hotzvim.
Otros 2.000 contenedores naranjas, de un total previsto de 4.000, se colocarán alrededor de la capital en los próximos seis meses.
El alcalde Moshe Lion dijo que, en los próximos cinco años, el 90% de los hogares tendrá fácil acceso a un contenedor naranja, colocado junto a los contenedores verdes normales para la basura general.
Los nuevos contenedores naranjas están equipados con sensores que transmiten datos sobre la cantidad de material recogido.
El municipio está obligado por ley a educar al público sobre el reciclaje y lo que debe depositarse en cada contenedor.