Un soldado jordano muerto en la Guerra de los Seis Días de 1967 recibió un funeral militar y fue enterrado en el Este de Jerusalén el lunes, en una escena extraordinaria que apunta a la mejora de los lazos entre Israel y Jordania tras años de tensiones.
Los restos del soldado fueron descubiertos el mes pasado durante las obras de construcción en la Colina de las Municiones, lugar de una famosa batalla entre las fuerzas israelíes y jordanas.
Las oraciones fúnebres se celebraron en la mezquita de Al-Aqsa y una guardia de honor jordana en uniforme, con pañuelos de color rojo envueltos en la cara, llevó el ataúd a un cementerio islámico cercano.
Al funeral asistieron oficiales militares y funcionarios del gobierno jordano, así como representantes palestinos.
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Israel liberó el Este de Jerusalén y Cisjordania de la invación jordana en la guerra de 1967. Los palestinos quieren que ambos territorios formen parte de su futuro Estado, una postura que cuenta con un fuerte apoyo jordano.
El reino renunció a sus reivindicaciones territoriales hace décadas, pero sigue siendo el custodio de Al-Aqsa y otros lugares religiosos de Jerusalén Este.
Israel extendió su soberanía al Este de Jerusalén en una medida no reconocida internacionalmente y considera que toda la ciudad es su capital unificada. El Monte del Templo es históricamente el lugar más sagrado para los judíos, y el tercero para los musulmanes según una leyenda, que se refieren a él como el complejo de la mezquita a la que apodaron Al-Aqsa.
Israel y Jordania firmaron un acuerdo de paz en 1994 y mantienen estrechos lazos de seguridad.
El nuevo gobierno israelí, encabezado por el primer ministro Naftali Bennett, ha intentado reparar las relaciones con Jordania. Hace menos de dos meses, Bennett se reunió en secreto con el rey de Jordania, Abdullah II, y la semana siguiente ambos países firmaron importantes acuerdos sobre agua y comercio.
A principios de esta semana, el nuevo presidente de Israel, Isaac Herzog, que ocupa un cargo principalmente ceremonial, se reunió con el rey en su palacio de Ammán, la capital jordana.
Jordania es un estrecho aliado de Occidente que desde hace tiempo se considera un bastión de la estabilidad en el inestable Oriente Medio y un socio clave en el proceso de paz.