Un grupo judío estadounidense de alto nivel está instando a la administración de Trump y al Congreso a proteger la herencia de los judíos que fueron expulsados del mundo árabe, alrededor de la época de la fundación de Israel hace siete décadas.
“Estamos profundamente preocupados por los esfuerzos de varios países árabes para declarar que los archivos históricos, los objetos religiosos y los bienes comunes de las comunidades judías que vivían en estos países deben conservarse como parte de la herencia cultural de estos países, en lugar de ser devueltos a las comunidades de los que se ven obligados a marcharse”, dijeron Arthur Stark, presidente, y Malcolm Hoenlein, vicepresidente ejecutivo y director ejecutivo de la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Judías de Estados Unidos, en una declaración realizada el miércoles.
“En lo que ha demostrado ser una campaña gubernamental coordinada de discriminación y expulsión en todo el mundo árabe tras el establecimiento del Estado de Israel en 1948, la mayoría de los judíos se fueron con la ropa puesta y poco más”, señalaron. “El valor de los bienes personales y comunales dejados atrás y de los artículos religiosos y culturales acumulados durante cientos de años, es incalculable”.
Continuaron diciendo: “Estados Unidos está negociando en este momento con varios de estos países los Memorándum de Entendimiento relativos a sus antigüedades culturales nacionales. Hacemos un llamamiento al Congreso y a la Administración para que colaboren a fin de garantizar que las comunidades judías supervivientes de los que vivían en los países árabes reciban sus derechos sobre los artefactos culturales y religiosos, de conformidad con el derecho internacional aceptado, incluida la Convención de La Haya de 1954. Hacer lo contrario agravaría los crímenes cometidos contra estas comunidades. Las sinagogas y otras instituciones comunales deben ser restauradas y protegidas por los países en los que están ubicadas”.
“Entendemos la intención de prevenir el robo y el contrabando de antigüedades, pero no se debe adoptar ninguna medida sin la consulta y el aporte de aquellos que tienen el derecho más legítimo de reclamar. Como prácticamente no quedan judíos en estos países, las comunidades de expatriados de todo el mundo deben poder desempeñar un papel significativo en la determinación del acceso, la disponibilidad y la ubicación final de estos artículos, que representan su antigua herencia”, concluyeron Stark y Hoenlein.
La próxima semana se celebrará un evento en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York para sensibilizar a la comunidad internacional sobre el casi millón de refugiados judíos de países árabes, la mayoría de los cuales fueron a Israel y se integraron allí.