En el cristianismo, Adán es considerado el primer hombre, pero algunas tradiciones judías afirman que antes de él existieron 974 generaciones.
Esta interpretación se basa en el análisis de dos versículos de la Biblia hebrea: Salmos 105:8 y 1 Crónicas 16:15. Las traducciones cristianas de estos textos suelen suavizar su significado, lo que oculta una posible referencia a generaciones anteriores a Adán.
Salmos 105:8 en hebreo dice: zajar leolam berito davar tzivah le’elef dor, que se traduce generalmente como: “Se acordó para siempre de su pacto, la palabra que ordenó para mil generaciones”. Sin embargo, en hebreo, le’elef dor significa “a la generación mil”, no “para mil generaciones”. Este detalle cambia la interpretación, pues sitúa el pacto de Dios con Israel en un punto específico en la historia.
Lo mismo ocurre con 1 Crónicas 16:15, que repite casi idénticamente la frase: zijru leolam berito davar tzivah le’elef dor, es decir, “Recuerden para siempre su pacto, la palabra que ordenó a la generación mil”. Ambos versículos no hablan de un número indeterminado de generaciones, sino de una en particular: la número mil.
Siguiendo la genealogía bíblica desde Adán hasta Moisés, quien recibió la Torá, se cuentan 26 generaciones:
- Adán
- Shet
- Enósh
- Kenán
- Majalalél
- Yéred
- Janój
- Metushélaj
- Leméj
- Noaj
- Shem
- Arpajshád
- Sheláj
- Éber
- Peleg
- Reú
- Serúg
- Najór
- Téraj
- Avrahám
- Yitsják
- Yaakóv
- Leví
- Qehát
- Amrám
- Moshéh
Si Moisés pertenece a la generación 26 y la Torá fue entregada en la generación mil (le’elef dor), esto implica que antes de Adán existieron 974 generaciones (1000 – 26 = 974). Esta conclusión proviene directamente del conteo basado en la lectura hebrea de los versículos.
Las Biblias cristianas no reflejan esta idea porque sus traductores optaron por una interpretación diferente, cambiando “a la generación mil” por “para mil generaciones”. Esto evita preguntas incómodas sobre quiénes habrían sido esas generaciones anteriores a Adán.
En la visión judía que sigue este análisis, Adán no fue el primer ser humano, sino el inicio de una nueva etapa que culmina con Moisés en la generación mil, cuando Dios entrega la Torá. Esta interpretación no es una invención moderna, sino el resultado de un análisis detallado del texto hebreo, que difiere de las traducciones cristianas.