En un acto de fe y solidaridad sin precedentes, familiares de los rehenes, junto con cientos de personas, se reunieron en el Muro Occidental para participar en la recitación del Shemá, anunciada como la mayor de la historia judía. Antes de este momento histórico, a las 17.30 horas, el rabino Shmuel Rabinovitch y los asistentes dedicaron un tiempo a la lectura de los Salmos, preparando el espíritu de los presentes para el acto principal.
El padre de Yigal Sarusi, uno de los rehenes, dirigió la oración por su liberación y la de los demás cautivos. Le siguió Haim Jelin, antiguo miembro de la Knesset y residente en el kibutz Be’eri, que se unió a la recitación de los salmos. La “Canción de los Ascensos” resonó en el aire, alzada por las voces de los jóvenes y los cientos de congregados.
Con un llamamiento a la concentración, el padre de Sarusi instó a los presentes a centrar sus pensamientos en los rehenes, los soldados y la unidad del Estado de Israel, con la esperanza de alcanzar la misericordia divina. Rabinovitch, que dirigía el acto, pidió a todos que se cubrieran los ojos durante la oración del Shema, simbolizando la fe y la esperanza en este momento de profunda reflexión.
El sonido de los cuernos del shofar marcó un momento culminante, ya que los familiares de los rehenes, en un gesto de fervor y oración, mantuvieron los ojos cerrados y las cabezas inclinadas. La ceremonia continuó con la recitación completa del Shema, acompañada de bendiciones y oraciones típicamente reservadas para las Altas Fiestas, reforzando la solemnidad y el significado especial de este encuentro.