Los tribunales ingleses tendrán que decidir quién tiene autoridad sobre el Banco Central de Venezuela: Juan Guaidó o Nicolás Maduro. Ambos luchan por el poder del país, y también por el futuro de las reservas de oro de Venezuela. Estas son las claves del conflicto.
Los tribunales británicos son el escenario de una nueva disputa política en Venezuela. Las reservas de oro del Banco de Inglaterra son la gran garantía del país caribeño y ahora el gobierno quiere convertirlo en una fuente inusual para financiar la compra de medicamentos, pero debe demostrar su control sobre el Banco Central de Venezuela (BCV), que la entidad depositaria no reconoce.
El Banco de Inglaterra ha congelado el oro de Venezuela porque se niega a reconocer a las autoridades del BCV nombradas por Nicolás Maduro, encabezadas por el presidente de la institución, Calixto Ortega, quien ocupa el cargo desde junio de 2018.
En julio de 2019, la Asamblea Legislativa (AN, Parlamento), con una amplia mayoría de la oposición y presidida por Juan Guaidó, nombró una junta directiva ad hoc del BCV, que fue declarada nula por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Corresponde ahora a los tribunales británicos decidir sobre el asunto antes de liberar el oro depositado en sus arcas, teniendo en cuenta que se encuentra retenido como consecuencia de las sanciones que el Reino Unido y los Estados Unidos han impuesto a Venezuela.
El oro, garante de la moneda nacional
¿Pero por qué es tan importante para cualquier país controlar las reservas de oro? Como explica el economista Ronald Balza, “las reservas se utilizan en todos los bancos centrales para apoyar la moneda nacional”.
“Cuando estos países tienen que hacer pagos de deuda o comprar dólares para hacer importaciones, pueden recurrir al banco nacional o a bancos privados que tienen dólares, pero cuando hay inestabilidad en el tipo de cambio, el banco central puede vender parte de sus reservas y éstas pueden ayudar a estabilizar el mercado de divisas”, detalla.
Sin embargo, aclara que en el caso venezolano “no es que este oro se necesite para importar medicinas o pagar problemas de gasto” en Venezuela, ya que para ello debe ser parte del presupuesto nacional y no lo es.
“Las reservas de todos los bancos centrales tienen el propósito de dar solidez a la moneda, para servir de garantía en caso de que haya necesidad de endeudarse porque hay algunos activos para pagar esas deudas, pero tiene que haber un control presupuestario”, subraya.
La opaca administración de Venezuela
Para Balza, el núcleo del problema radica en la opacidad en el uso del oro por parte de la administración venezolana ya que considera que “no hay una visión general de cómo se manejan los recursos públicos”, especialmente con las reservas de oro porque “en esto o en cualquier otro lugar no debe ser utilizado para el gasto público, no es su propósito”.
Como ejemplo de esta falta de transparencia, cita la reciente compra de 1.4 millones de barriles de gasolina a Irán, combustible que llegó en una flota en plena pandemia y a pesar de las sanciones impuestas por Estados Unidos, pero de la que no se sabe “cuánto cuesta ni qué subsidio se da a la gasolina al precio más bajo y si se da al precio más alto”.
“Estas medidas conducen a una mayor perturbación, pero no hay desesperación (en la toma de la decisión). Todo podría haberse evitado si el control del poder no hubiera sido a través del ejercicio de la fuerza y en la opacidad de la rendición de cuentas”, detalla el profesor de la Universidad Católica Andrés Bello.
El desuso del oro aumenta los problemas
Mientras tanto, el oro venezolano, unas 31 toneladas con un valor de unos 1.300 millones de dólares, permanece en el Banco de Inglaterra, una elección que no es casual ya que Londres es uno de los grandes centros de comercio del metal en el mundo.
Por lo tanto, si el Banco Central de Venezuela hace algún movimiento con el oro como los que detalla Balza, su presencia en la capital del Reino Unido facilita la operación, por lo que la posición británica dificulta el movimiento del gobierno de Nicolás Maduro.
En todo caso, Balza aclara que el gran problema del sistema cambiario venezolano “es aún más complejo”, ya que las reservas internacionales han ido disminuyendo desde el año 2005 cuando se utilizaban para financiar obras de ingeniería civil en el país.
“Como parte de estas reservas se destinaban a este uso, las que habitualmente se transferían eran las más líquidas, los dólares, y lo que quedaba era el oro”, dice.
Ahora, el oro ha empezado a desaparecer del Banco Central y ha pasado a otras instituciones “que tienen sus mecanismos de legitimación del metal”, por lo que “el sistema de intercambio es más complejo”. Lo que queda en Inglaterra es muy poco en relación con lo que quedó en Venezuela.
El papel del Reino Unido en la disputa
El gobierno del Reino Unido, liderado por el Primer Ministro Boris Johnson, es crítico con la administración de Maduro y reconoce a Guaidó, a quien conoció en enero pasado en Londres, como el presidente a cargo de Venezuela.
El Reino Unido es uno de los países que mantiene las sanciones contra el gobierno venezolano y el liderazgo del chavismo, considerando a Maduro culpable de la grave crisis humanitaria y económica que vive el país y que se ha acentuado en los últimos cinco años.
Durante la gira internacional de Guaidó a principios de año, el opositor también se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab, quien le expresó el “apoyo inquebrantable” de su país para “poner fin a la terrible crisis” en el país latinoamericano.
Y aunque deberían ser los tribunales de Londres los que decidan el destino final del oro venezolano, el gobierno británico está claramente posicionado a favor de Guaidó, quien es reconocido como el líder a cargo de Venezuela por más de 50 países.
La propuesta del banco venezolano es que los fondos sean transferidos al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para que sean administrados por la ONU y se utilicen para comprar suministros como el equipo médico necesario para combatir a COVID-19.
Pero las sanciones que pesan sobre el país caribeño dificultan la operación, según explicaciones del Banco de Inglaterra, por lo que el gobierno venezolano ha presentado una denuncia exigiendo la liberación de 1.000 millones de dólares en oro, para que los fondos sean administrados por instituciones internacionales.
Ante la negativa del depósito británico, el Ejecutivo de Nicolás Maduro acusó a la oposición de haber pedido a la institución británica “quedarse con el oro de Venezuela” para que los fondos no fueran administrados por un gobierno que Guaidó, apoyado por más de 50 países, considera ilegítimo y encabezado por un “usurpador”.
Sin embargo, el Banco de Inglaterra dijo no tener opinión sobre “las relaciones individuales con los clientes” y subrayó que “en todas sus operaciones observa los más altos estándares de gestión de riesgos y cumple con la legislación pertinente”, independientemente de las disputas entre los líderes.
Por el momento, tanto el gobierno venezolano como la oposición tendrán que esperar a que los tribunales emitan una resolución y decidan sobre la liberación del oro y su gestión. Mientras tanto, el pulso entre Maduro y Guaidó continúa.