El Ministerio de Defensa de Turquía anunció el 17 de junio que el país había “lanzado una operación militar contra el PKK” (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) en el norte de Irak después de llevar a cabo una serie de ataques aéreos. Turquía ha denominado a sus ataques “Operación Garra-Águila” y “Operación Garra-Tigre”, según informó la Agencia Anadolu, financiada por el Gobierno turco.
Las comunidades cristianas yazidi y asiria de la zona ya habían sido aterrorizadas cuando fueron objeto de un ataque genocida del Estado Islámico (ISIS) a partir de 2014.
Los nativos yazidis y asirios de la zona han expresado su condena a los atentados.
El 16 de junio, la Fundación Free Yezidi (FYF) emitió una declaración en la que “condena en los términos más enérgicos los ataques aéreos turcos llevados a cabo en Sinjar, Irak”.
“En 2014, los terroristas de Daesh (ISIS) arrasaron con vastas zonas de Siria e Irak, cometiendo un genocidio contra la comunidad minoritaria étnico-religiosa Yezidi en Sinjar. Los yazidis han sido desplazados desde entonces y están empezando a regresar lentamente a sus zonas de origen. Estos ataques aéreos, que violan la soberanía iraquí, aumentan el riesgo para los civiles yazidis y ponen en peligro el regreso voluntario y seguro de una población minoritaria frágil y gravemente traumatizada…”.
“Los recientes ataques aéreos llevados a cabo por Turquía no solo han puesto en peligro la vida de los yazidis en Sinjar, sino que también han oscurecido las perspectivas de retorno de los civiles a sus zonas de origen. Esto pone aún más dificultades a los más de 300.000 yazidis desplazados que viven en condiciones difíciles en los campos de desplazados internos”.
Yazda, una organización multinacional yazidis establecida tras el genocidio de Yazidi en 2014, también expresó su oposición al bombardeo de las montañas de Sinjar por parte de Turquía. Saad Murad, el Director de Medios y Relaciones de Yazda, dijo a Gatestone:
“Los asaltos turcos a las montañas de Sinjar contrarrestan e inhiben directamente el objetivo político declarado de la Administración de los Estados Unidos de apoyar el retorno y la reconstrucción. También obstaculizan la labor humanitaria en general y hacen que las ONG se muestren más reacias a ejecutar proyectos en la región de Sinjar. Esas acciones prolongan la inestabilidad, lo que contribuirá a exacerbar la emigración masiva a los países occidentales”.
Los bombardeos también ponen en peligro la seguridad de los asirios cristianos, el pueblo indígena de Irak, que fueron blanco junto con los yazidis del genocidio del ISIS a partir de 2014. Irak es considerado el corazón de la patria asiria.
Un video de un bombardeo turco en la ciudad asiria de Bersiveh fue publicado en los medios sociales el 20 de junio, dijo a Gatestone Athra Kado, una defensora de los derechos asirios y residente de la ciudad de Alqosh en Irak.
“Como siempre, nuestro pueblo está atrapado en medio de las interminables luchas de otros. El PKK está convirtiendo nuestras zonas en sus posiciones y utilizando civiles asirios como sus escudos humanos. A Turquía no le importa eso y sigue bombardeando. A pesar de la ley internacional, estos combates tienen lugar, pero Irak y el Gobierno Regional del Kurdistán (KRG) no dicen una palabra al respecto. Parece que no hay nada más que hacer que evacuar a la gente de sus antiguas tierras. El 20 de junio, incluso bombardearon el lugar seguro donde los demás aldeanos podían ir”.
“Nadie ha muerto en el bombardeo de Bersiveh, así que parece que el ataque se dirigió a gente horrible”, añadió Kado.
“Además, en el valle de Nahla, los aldeanos ya están desesperados por la situación, y se ha convertido en una amenaza para sus vidas. Me lo dijeron cuando estuve allí hace un par de semanas: ‘Cuando vemos o escuchamos pasar un dron, sabemos que mañana habrá bombardeos, podrían golpear nuestra aldea, nuestra casa, o lejos de nosotros; solo que no sabemos dónde. Ese es el trauma con el que se ven obligados a vivir’”.
Younan Youkhanna, un periodista asirio que vive en el norte de Iraq, se encuentra ahora en la aldea asiria de Challik que ha sido afectada por los bombardeos turcos.
“Las fuerzas turcas nos han informado que ‘bombardearemos cuando queramos’”, dijo a Gatestone.
“¿Cómo podríamos vivir en tal situación? Y no es solo un día o dos; los bombardeos ocurren muy a menudo. Los combatientes del PKK están pasando la frontera turco-iraquí para venir aquí, y sus combates afectan terriblemente a la gente de aquí, pero el gobierno iraquí guarda silencio sobre esta situación. Nosotros los asirios no queremos ser parte del conflicto violento turco-kurdo en absoluto. Por lo tanto, hemos sido el grupo más negativamente afectado por todo esto”.
Youkhanna añadió que sus medios de vida también se han visto afectados negativamente por la actual lucha entre turcos y kurdos.
“En muchas de las aldeas de esta zona llamada Barwar, la gente tenía ovejas, y solían alimentarlas en las montañas, pero actualmente, no pueden hacerlo debido a los combates. Las aldeas de Sharanesh y Dashtatakh han sido vaciadas muchas veces porque a menudo son bombardeadas casi todos los meses. En la región de Barwar, la existencia de nuestra gente en todas las aldeas del subdistrito de Kani Maseh/Ainnoneh están en continuo peligro. Nuestra gente ya no puede vivir en esas aldeas”.
“Hay continuos conflictos militares en la zona y nosotros los asirios somos las principales víctimas de estas fuerzas violentas que luchan por la expansión territorial sin tener en cuenta los derechos de los nativos de la zona. Pero nadie parece preocuparse por nuestras luchas o quiere ayudarnos”.