Los enfrentamientos en Bagdad entre las fuerzas de seguridad iraquíes y los manifestantes pro Irán de los partidos que se disputan los resultados de las elecciones generales de octubre causaron el viernes más de dos docenas de heridos, según fuentes policiales y personal sanitario.
Fue el primer enfrentamiento violento importante entre las fuerzas gubernamentales y los partidarios de los partidos políticos, la mayoría de los cuales tienen alas armadas y están alineados con Irán, desde que esos grupos perdieron decenas de escaños en el Parlamento tras la votación del 10 de octubre.
La policía disparó gases lacrimógenos y munición real al aire mientras decenas de manifestantes lanzaban piedras e intentaban avanzar hacia la fortificada Zona Verde de Bagdad, que alberga edificios gubernamentales y embajadas extranjeras, dijeron las fuentes de seguridad.
Más de 21 manifestantes resultaron heridos, en su mayoría por inhalación de humo, y otros nueve policías resultaron heridos por el lanzamiento de piedras, según las fuentes hospitalarias.
Entre los partidos que obtuvieron los mayores avances en las elecciones de octubre en Irak se encuentra el del clérigo musulmán chiíta populista Moqtada al-Sadr, que se opone públicamente a la injerencia iraní en la política iraquí y ha pedido que todas las tropas occidentales restantes se retiren del país.

Los grupos respaldados por Irán que se disputan el resultado de las elecciones también son chiíes, pero siguen un modelo iraní de gobierno teocrático que el nacionalista Sadr y muchos chiíes iraquíes de a pie rechazan.
La mayoría chiíta de Irak ha dominado el gobierno desde el derrocamiento del dictador suní Saddam Hussein, liderado por Estados Unidos, en 2003. Los suníes y los kurdos iraquíes, los siguientes grupos religiosos y étnicos más importantes de Irak, lideran importantes alianzas en el parlamento.
El resultado de las elecciones fue visto como un rechazo de los votantes a la influencia extranjera, especialmente la de Irán.
Los partidos que impugnan el resultado dicen que hubo irregularidades en el proceso de votación y en el recuento de votos, pero no han aportado pruebas convincentes de sus afirmaciones.