Una delegación rusa abandonó ayer la capital de Turquía, Ankara, tras intensas conversaciones sobre la detención de los enfrentamientos en la gobernación siria de Idlib.
“La delegación rusa dejó Turquía sin un acuerdo sobre la forma de detener los enfrentamientos que mataron a 13 soldados turcos en Siria en solo una semana”, dijo Reuters citando una fuente diplomática turca.
“Se celebraron en Ankara conversaciones de tres horas de duración de delegaciones interministeriales encabezadas por los viceministros de Relaciones Exteriores de Turquía y Rusia, Sedat Onal y Sergey Vershinin, con la participación del representante especial del presidente de Rusia para el Poblado de Siria, Alexander Lavrentyev”, dice la declaración.
Entre las delegaciones figuraban representantes de los ministerios de relaciones exteriores de ambos países. Los participantes acordaron continuar las negociaciones la semana próxima.
Los rusos mantuvieron conversaciones en Ankara días después de que las fuerzas del régimen sirio mataran a ocho soldados turcos que se encontraban dentro de un punto de observación turco en Idlib.
Las fuerzas turcas tomaron represalias lanzando un ataque de bombardeo a gran escala contra objetivos del régimen sirio.
Anteriormente, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, en una conferencia de prensa posterior a su visita a México, dijo que había mantenido contactos con Turquía sobre la situación en Siria. El ministro también recordó los acuerdos existentes entre Moscú y Ankara, que estipulan la creación de una zona de desescalada en Idlib. Lavrov dijo que el objetivo de crear un territorio donde no haya armas no se ha logrado todavía.
Turquía envió el sábado cientos de vehículos militares a la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, después de que las fuerzas del régimen sirio tomaran el control de una ciudad estratégica cercana a la capital de la provincia, dijeron los testigos.
La escalada en Idlib ha desplazado a más de medio millón de personas y ha interrumpido la frágil cooperación entre Rusia y Turquía, que ya alberga a 3.6 millones de sirios y teme otra oleada de refugiados que huyen de la última ofensiva.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que respalda a algunos de los rebeldes que una vez intentaron derrocar a Assad, amenazó esta semana con repeler a las fuerzas sirias respaldadas por Rusia a menos que se retiren de la región para finales de mes.
A pesar de la acumulación de tropas turcas, las fuerzas del gobierno sirio han presionado sus avances, rodeando varios puestos de observación que Ankara estableció alrededor de una “zona de desescalada” acordada con los partidarios de Assad, Moscú y Teherán en 2017.