Un avión no tripulado fue interceptado y derribado cerca de la embajada de Estados Unidos en Bagdad el lunes por la noche, dijeron dos fuentes de seguridad iraquíes a la agencia de noticias Reuters.
Las fuentes dijeron que el dron no llegó a alcanzar el recinto de la embajada. No hubo heridos.
Los ataques con cohetes han tenido como objetivo habitual las bases iraquíes, así como la fortificada Zona Verde de Bagdad, donde se encuentra la embajada de Estados Unidos, desde la eliminación por parte de Estados Unidos del alto general iraní Qassem Soleimani el pasado mes de enero.
La semana pasada, Estados Unidos lanzó ataques aéreos contra tres objetivos que, según dijo, eran utilizados por grupos proiraníes en el este de Siria y el oeste de Irak.
Un día después, las milicias proiraníes dispararon varios proyectiles contra una base estadounidense en el yacimiento petrolífero de Al-Omar, en el este de Siria, causando daños pero sin víctimas.
Los ataques aéreos de la semana pasada no fueron la primera vez que el gobierno de Biden toma represalias por ataques contra objetivos estadounidenses en Irak.
En febrero, Estados Unidos bombardeó un depósito fronterizo en Siria que, según el Pentágono, era utilizado por las milicias armadas iraquíes respaldadas por Irán que han sido vinculadas a los ataques con cohetes. Los ataques se produjeron después de un ataque con cohetes dirigido a una base aérea en la región del Kurdistán iraquí, que mató a un contratista civil extranjero e hirió a otros cinco, entre ellos un soldado estadounidense.
El presidente estadounidense Joe Biden describió el ataque de febrero como una “advertencia” a Irán.