Las víctimas del mortífero terremoto que asoló Turquía el mes pasado ascienden a la escalofriante cifra de 45.968 personas. Durante el fin de semana, el gobierno turco declaró que, de los fallecidos en Turquía, 4.267 eran sirios —alrededor del 10 %—, principalmente refugiados que huyeron del conflicto de la Guerra Civil en Siria.
Además de los sirios muertos en Turquía, se cree que hay unos 6.000 muertos en Siria, sin embargo, el número allí no está claro debido a la falta de datos oficiales de las zonas controladas por la oposición, los grupos rebeldes y extremistas en Idlib y Afrin.
Esto, una vez más, da fe del fracaso de la comunidad internacional a la hora de proporcionar ayuda a los sirios vulnerables. Han sufrido a ambos lados de la frontera y el gran número de muertos en Turquía demuestra que su presencia era desproporcionada en las zonas afectadas por el terremoto y que es posible que estuvieran alojados en infraviviendas.
La comunidad internacional no proporcionó ayuda a Siria tras el terremoto
Un mes después del terremoto aún se desconocen todos los detalles, incluido el número de muertos y heridos. Decenas de miles de casas y apartamentos quedaron destruidos y, según las autoridades, unos 13 millones de personas se vieron afectadas. La ONU ha instado a los países a que ayuden a acoger a los sirios que viven en las zonas afectadas de Turquía.
La cadena estatal turca TRT afirmó que hay 1,7 millones de refugiados sirios en las provincias afectadas por el terremoto, incluidas zonas de Hatay y cerca de Gaziantep.
Esto deja muchos interrogantes. Turquía parece querer pasar página del terremoto; tiene elecciones a la vuelta de la esquina y el partido gobernante no quiere ver ninguna crítica en los medios de comunicación, gran parte de los cuales están dirigidos por voces progubernamentales.
Eso significa que las críticas se han producido sobre todo en medios extranjeros, en relación con la respuesta del gobierno. Por ejemplo, en Turquía no se ha publicado la lista general de desaparecidos, incluidos los sirios en paradero desconocido.
Dado que los sirios eran refugiados y, en algunos casos, estaban indocumentados, no está claro cuántos han desaparecido ni cuántos más pueden estar enterrados bajo los escombros. Los sirios se han quejado en el pasado de que sus movimientos y su lugar de residencia están restringidos en Turquía y de que sufren un racismo creciente.
Los escasos detalles sobre el número de fallecidos en el terremoto apuntan a una cifra inquietante; un gran número de sirios perecieron y puede que nunca se sepa cuántos. Ni siquiera como refugiados están a salvo y se han convertido en víctimas de una catástrofe natural.