Los líderes árabes se reunirán el martes en la capital argelina para celebrar su primera cumbre desde que una serie de acuerdos de normalización con Israel dividió a la región.
La Liga Árabe, compuesta por 22 miembros, celebró su última cumbre en 2019, antes de la pandemia de coronavirus y de que los Acuerdos de Abraham, respaldados por Estados Unidos, establecieran relaciones diplomáticas entre el Estado judío y los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin.
Sudán también se adhirió a los acuerdos, pero aún no ha establecido oficialmente relaciones diplomáticas plenas con Israel, mientras que Marruecos firmó un acuerdo de normalización separado con Jerusalén, profundizando la rivalidad de décadas del reino con su vecino Argelia.
Argelia, país anfitrión de la cumbre del 1 y 2 de noviembre y firme defensor de los palestinos, medió en octubre en un acuerdo de reconciliación entre las facciones palestinas rivales Al Fatah y el grupo terrorista Hamás.
Aunque pocos creen que el acuerdo sea duradero, se consideró un golpe de efecto en las relaciones públicas para Argelia, que ha estado buscando un papel regional e internacional más importante, gracias a su creciente estatus como exportador de gas.
Pero a Argelia le inquieta la cooperación de Marruecos con Israel en materia de seguridad y defensa, que se suma a décadas de desconfianza alimentada por el conflicto del Sáhara Occidental.
El estatus del Sáhara Occidental -una antigua colonia española considerada un “territorio no autónomo” por las Naciones Unidas- ha enfrentado a Marruecos con el Frente Polisario, apoyado por Argelia, desde la década de 1970.
En agosto de 2021, Argelia cortó las relaciones diplomáticas con Rabat alegando “actos hostiles”.
Los participantes en la cumbre -con los conflictos de Siria, Libia y Yemen también en la agenda- se enfrentan al reto de navegar por la redacción de una declaración final, que tiene que ser aprobada por unanimidad.
“La cumbre debe enviar un mensaje de apoyo a los palestinos, garantizando que no serán sacrificados por los Acuerdos de Abraham”, dijo el experto con sede en Ginebra Hasni Abidi.
Argelia ha anunciado la reunión de esta semana como un evento de reunificación del mundo árabe, pero varias figuras clave, especialmente el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman, del que se ha informado que tiene una infección de oído, y el rey de Marruecos Mohamed VI estarán ausentes.
Los líderes de los Emiratos Árabes Unidos y de Bahréin también se mantendrán al margen, según los medios de comunicación árabes.
“Los Estados árabes que se han normalizado con Israel no están entusiasmados con la idea de una reunión para condenar su posición”, dijo Abidi.
El hecho de que el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune “haya puesto la cuestión palestina en primer plano no les ha tranquilizado”, añadió.
Otra fuente de controversia han sido los esfuerzos de Argelia para que el régimen del dictador sirio Bashar Assad vuelva a formar parte de la Liga Árabe, una década después de que se suspendiera su pertenencia en medio de una brutal represión de las protestas inspiradas en la Primavera Árabe de 2011.
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Abidi dijo que invitar a Siria a la cumbre habría sido “muy arriesgado”.
“Argelia se dio cuenta de las consecuencias de esa presencia en la cumbre. Junto con Damasco, ha renunciado a su iniciativa”, dijo.
Pierre Boussel, de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS) de Francia, dijo que el regreso de Siria a la Liga está respaldado por Rusia, aliada tanto de Argel como de Damasco, que se mantiene al margen de la cumbre de Argel.
Sin embargo, dijo, “Rusia ha decidido no tratar de forzarlo de manera que se vean afectadas sus relaciones con los países árabes, ya muy escaldadas por el impacto económico del conflicto ucraniano”.
El jefe de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, abogó el viernes por una “visión árabe integrada” para hacer frente a los acuciantes problemas de seguridad alimentaria de la región.
Boussel dijo que la “onda expansiva” de la guerra en Ucrania, que ha interrumpido las importaciones de grano clave para la región desde el Mar Negro, se estaba sintiendo en Argelia.
“Ante la escasez de cereales, el aumento de la inflación y la preocupación por las nuevas rutas energéticas, la Liga Árabe tiene que demostrar su capacidad de cohesión y solidaridad interestatal, de la que ha carecido desde el comienzo de la crisis”, afirmó.