Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita subrayaron la necesidad de garantizar que el Líbano “no será un punto de partida para ningún acto terrorista”, señalando específicamente a Hezbolá, y expresaron su apoyo a un “Estado palestino” con su capital en el este de Jerusalén, en una declaración conjunta al término de una visita del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, el miércoles.
Los dos países afirmaron que repasaron los acontecimientos y los asuntos que les preocupan en el ámbito regional e internacional, subrayando la “coordinación de sus posiciones para servir a sus intereses y apoyar y mejorar la seguridad y la estabilidad en la región y en el mundo”, según la agencia oficial de prensa saudí.
“En cuanto a la cuestión libanesa, las dos partes subrayaron la necesidad de llevar a cabo reformas políticas y económicas integrales para garantizar que Líbano pueda superar sus crisis, limitar las armas a las instituciones legítimas del Estado y que Líbano no sea un punto de partida para ningún acto terrorista ni un centro de organizaciones y grupos que tengan como objetivo la seguridad y la estabilidad de la región, como el terrorista Hezbolá, o que sea una fuente del flagelo de la droga que amenace la seguridad de las sociedades de la región y del mundo”, reza parte de la declaración conjunta.
Los EAU y Arabia Saudita afirmaron su “pleno apoyo” a los derechos del pueblo palestino “siendo el más importante su derecho a establecer un Estado palestino independiente y soberano en las fronteras del 4 de junio de 1967, con Al-Quds Oriental (Jerusalén) como capital… de forma que se cumplan las aspiraciones del pueblo palestino fraternalmente”.
Los dos Estados también subrayaron la importancia de tratar “seria y eficazmente” el expediente nuclear y de misiles de Irán de manera que contribuya a lograr la seguridad y la estabilidad regionales e internacionales y a librar a la región de “todas las actividades e intervenciones desestabilizadoras”.
La declaración también señalaba la profunda coordinación entre los EAU y Arabia Saudita en una serie de campos, como la energía, la tecnología, la salud, el turismo, la seguridad alimentaria y el desarrollo humano, entre otros.
El mes pasado estalló una crisis diplomática después de que Arabia Saudita expresara su indignación por los comentarios del ministro de Información libanés, George Kordahi, en los que apoyaba a los rebeldes hutíes de Yemen, respaldados por Irán, y criticaba la intervención militar liderada por Arabia Saudita, calificando la guerra en el país de “inútil”.
Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, junto con otros Estados del Golfo, retiraron a sus enviados diplomáticos y expulsaron a los enviados libaneses en respuesta a los comentarios. Arabia Saudita también designó al organismo de caridad financiera Al-Qard Al-Hasan, vinculado a Hezbolá, como entidad terrorista, diciendo que “trabaja en la gestión de fondos para la organización terrorista (Hezbolá) y su financiación”.
Aunque Kordahi es un cristiano maronita, recibió un fuerte apoyo del movimiento Hezbolá, que expresó su firme oposición a las peticiones de dimisión del ministro. El movimiento afirmó que Arabia Saudita estaba “haciendo la guerra” a Líbano con sus medidas diplomáticas emitidas en respuesta a las declaraciones de Kordahi.
A pesar del apoyo de Hezbolá, Kordahi dimitió la semana pasada, diciendo que lo hacía “por el mero hecho de que el Líbano es más importante que mi cargo. No acepto que se me utilice como motivo para perjudicar a los libaneses que residen en los países del Golfo porque los intereses de mi país y de mis seres queridos están muy por encima de los míos personales”, según la Agencia Nacional de Noticias libanesa.
Kordahi afirmó que Francia le había pedido que dimitiera antes de una visita prevista del presidente francés Emanuel Macron a Arabia Saudita.