Los Emiratos Árabes Unidos tienen previsto reincorporar a su embajador en Irán por primera vez en seis años, según anunció el domingo el Ministerio de Asuntos Exteriores emiratí, en un momento en que la federación árabe del Golfo acelera sus esfuerzos por mejorar los lazos con la nación que durante mucho tiempo ha considerado una amenaza regional.
El embajador de los Emiratos en Irán, Saif Mohammed Al Zaabi, regresará a Teherán en los próximos días para “seguir impulsando las relaciones bilaterales para lograr los intereses comunes de los dos vecinos y de la región”, informó la agencia estatal de noticias emiratí WAM.
La medida se produce en un momento en que los diplomáticos estadounidenses e iraníes tratan de poner fin a 16 meses de negociaciones sobre la reactivación del histórico acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales.
Altos funcionarios israelíes han advertido a sus homólogos de Estados Unidos y Europa en contra del acuerdo y han pedido a los negociadores que abandonen las conversaciones, con el temor de que un acuerdo legitime la búsqueda iraní de un arma nuclear.
Por su parte, Irán ha negado cualquier intención nefasta y afirma que su programa está diseñado para fines pacíficos, aunque recientemente ha estado enriqueciendo uranio hasta niveles que, según los líderes internacionales, no tienen uso civil.
La mejora de los lazos entre los Estados del Golfo e Irán puede poner en tensión los Acuerdos de Abraham, ya que Israel pretende maximizar la presión internacional sobre el régimen iraní.
Se dice que los vínculos de Israel con varios Estados del Golfo, tanto abiertos como encubiertos, están estrechamente relacionados con la preocupación compartida por la influencia iraní en la región.
Israel y los Emiratos Árabes Unidos forjaron lazos oficiales en los Acuerdos de Abraham con la mediación de Estados Unidos en 2020, sacando a la luz más de una década de vínculos encubiertos. Los dos países han visto florecer su relación desde entonces.
Más tarde, Bahréin, Sudán y Marruecos también se unieron a los Acuerdos, y también se rumoreó que otros países estaban en conversaciones, aunque ninguna ha fructificado hasta ahora.
Otros Estados árabes del Golfo abogan por una distensión con Irán. La semana pasada, Kuwait nombró un nuevo embajador en Teherán por primera vez desde 2016. Arabia Saudí trabajó de forma similar para enfriar las tensiones con Irán en una serie de conversaciones mediadas por Bagdad.
Los lazos entre los jeques árabes del Golfo e Irán se deterioraron después de que multitudes iraníes asaltaran dos misiones diplomáticas saudíes en Teherán para protestar contra la ejecución por parte del reino de un destacado clérigo chií. En 2016, los Emiratos Árabes Unidos llamaron a casa a su embajador en Teherán. Las relaciones entre los países se agravaron aún más cuando los EAU apoyaron la retirada del acuerdo nuclear del ex presidente Donald Trump y la llamada campaña de “máxima presión” contra la República Islámica.
Pero Abu Dhabi trató de reconsiderar la situación después de que se culpara a Irán de una serie de ataques a petroleros frente a la costa de EAU y a instalaciones petroleras saudíes en 2019.
Mientras tanto, Dubái, con su gran comunidad de expatriados iraníes, ha servido durante mucho tiempo como un salvavidas para el mundo exterior para Teherán, ya que sufrió bajo las sanciones internacionales.
A pesar de los intereses israelíes, los funcionarios emiratíes han intensificado los esfuerzos para impulsar las relaciones comerciales con Irán y reducir la amenaza de sus apoderados regionales. A principios de este año, los ataques con drones y misiles de los rebeldes hutíes respaldados por Irán en Yemen afectaron a Abu Dhabi, perjudicando la reputación de los EAU como refugio seguro en una región volátil.