Los rebeldes hutíes de Yemen continuaron su brutal ofensiva, tomando más distritos en la provincia sureña de Shabwa, rica en petróleo, y en la provincia norteña de Marib, estratégicamente vital y rica en gas.
Estados Unidos y Naciones Unidas denunciaron a los hutíes por desplazar a cientos de miles de civiles y obstruir los esfuerzos para proporcionarles ayuda humanitaria.
Fuentes locales confirmaron que los hutíes capturaron tres distritos en Shabwa y dos en Marib durante el fin de semana. Además de sus recursos de gas natural, Marib es el último bastión septentrional del gobierno electo de Yemen reconocido internacionalmente, y en Marib se refugia un enorme número de refugiados desplazados de otras partes de Yemen durante los años de lucha.
“Esto deja al gobierno reconocido internacionalmente -con sede en el sur después de que los hutíes lo desalojaran del poder en la capital, Saná, a finales de 2014- en control de la ciudad de Marib y de otro distrito”, señaló sombríamente Reuters.
La coalición liderada por Arabia Saudí que interviene en nombre del Gobierno yemení dijo el domingo que había matado a 160 combatientes hutíes cerca de Marib en 32 ataques aéreos en las 24 horas anteriores. La coalición afirmó haber matado al menos a 700 rebeldes en la última semana.
Sin embargo, los hutíes continuaron su ofensiva, lanzada en febrero, ignorando los desesperados llamamientos de Naciones Unidas a un alto el fuego humanitario. El gobernador de Marib, Sheikh Sultan al-Aradah, acusó a los hutíes de “cometer un genocidio” al impedir que los alimentos y las medicinas lleguen a los distritos sitiados.
Los activistas de derechos humanos afirman que los hutíes utilizan a los niños soldados como carne de cañón en sus horribles ataques contra las posiciones del gobierno. Los insurgentes no ocultan el uso de niños soldados; según Voice of America News (VOA), la capital yemení cautiva, Saná, está cubierta de fotos de niños que fueron “martirizados” mientras luchaban por la causa houthi.
Según la VOA, el gobernador Aradah dijo el sábado al enviado especial de Estados Unidos, Tim Lenderking, que la comunidad internacional debe tomar “decisiones audaces” para designar a los hutíes como grupo terrorista y “procesar a sus líderes como criminales de guerra”.
Los hutíes fueron designados terroristas bajo la administración de Trump, pero el presidente Joe Biden revocó esa designación a principios de su administración.
El Departamento de Estado de Biden condenó el sábado la ofensiva de los hutíes, diciendo que demostraba “un flagrante desprecio por la seguridad de los civiles”.
“Los hutíes están obstruyendo la circulación de personas y la ayuda humanitaria, impidiendo que los servicios esenciales lleguen a los 35.000 residentes de Abdiya. Sus acciones se suman a una situación humanitaria ya grave y han provocado que aún más yemeníes se conviertan en desplazados internos”, dijo el Departamento de Estado.
“Hacemos un llamamiento a los hutíes para que detengan su ofensiva sobre Marib, y escuchen los llamamientos urgentes de todo Yemen y de la comunidad internacional para poner fin a este conflicto y apoyar un proceso de paz inclusivo dirigido por la ONU”, concluye el comunicado.
Los hutíes respondieron afirmando, sin pruebas, que en realidad están “liberando y limpiando” Marib de “mercenarios”, el Estado Islámico y Al Qaeda.
El portavoz de los hutíes, Mohammed Abdel-Salam, insistió en que se han mantenido abiertos los corredores para la entrega de la ayuda de emergencia, pero que “la ONU no se toma en serio la búsqueda de soluciones humanitarias”.