Los talibanes colgaron el sábado un cadáver en la plaza principal de una ciudad del oeste de Afganistán, informó Associated Press.
Según el grupo islamista, el fallecido participó en un intento de secuestro y murió en un tiroteo con las fuerzas talibanes en Herat. Se le clavó una nota en el pecho en la que se leía “este es el castigo por el secuestro”.
Cuatro cadáveres fueron colgados en distintos puntos de la ciudad.
A principios de la semana pasada, el mulá Nooruddin Turabi, funcionario talibán a cargo de las prisiones de Afganistán, declaró que el grupo islamista reanudaría las ejecuciones y la amputación de miembros como castigo para los delincuentes.
Los talibanes se hicieron con el control de Kabul el 15 de agosto, en plena retirada estadounidense de Afganistán.
Desde que los talibanes tomaron la capital, Kabul, el 15 de agosto y se hicieron con el control del país, tanto los afganos como la comunidad internacional han estado pendientes de si repetirán su férreo gobierno de la época anterior. Los líderes del grupo siguen aferrados a una visión del mundo profundamente conservadora, aunque hayan adoptado cambios tecnológicos como el vídeo y los teléfonos móviles.
Por otra parte, una bomba colocada al borde de la carretera también impactó el sábado en un vehículo talibán en la capital de la provincia oriental de Nangarhar, hiriendo al menos a una persona, dijo un portavoz talibán.
Nadie ha reivindicado hasta ahora la autoría del atentado. La filial del grupo terrorista Estado Islámico, con sede en el este del país, estuvo detrás de ataques similares que mataron a 12 personas la semana pasada en Jalalabad.
Según el portavoz, Mohammad Hanif, el herido era un empleado municipal.
Un funcionario del hospital provincial de Nangarhar dijo que la bomba había matado a un insurgente y herido a otros siete, entre ellos cuatro civiles. La fuente habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizada a informar a los medios de comunicación.
Los talibanes han combatido al Estado Islámico desde su aparición en Afganistán en 2014. La filial afgana del grupo terrorista reivindicó la mayoría de los atentados más recientes, incluido el que mató a 13 soldados estadounidenses y 169 afganos a las puertas del aeropuerto de la capital, Kabul, durante las caóticas evacuaciones del mes pasado.