Una inusual llamada telefónica entre el gobernante de facto de los EAU y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan a finales del mes pasado constituyó una señal más de que los lazos entre los dos países musulmanes están experimentando una importante mejora tras años de tensiones.
La llamada fue precedida por una visita a Erdogan del asesor de seguridad nacional de los EAU, el jeque Tahnoun bin Zayed Al Nahyan, en la visita pública de más alto nivel de un funcionario emiratí a Turquía en años. Los dos países han estado enfrentados en varios asuntos.
El año pasado, el entonces secretario de Estado emiratí de Asuntos Exteriores, Anwar Gargash, criticó la política de Turquía en la región y la acusó de inmiscuirse en los asuntos del Golfo, lamentando el “comportamiento amenazante” y los “delirios colonialistas” de Ankara en relación con Libia.
Mientras tanto, Turquía acusó el año pasado a EAU de llevar el caos a Oriente Medio con sus intervenciones en Yemen y Libia.
Ankara y Abu Dhabi se encuentran en el extremo opuesto de varios conflictos en la región. Ali Bakeer, analista e investigador político afincado en Ankara, declaró a The Media Line que ambos países están reorganizando sus políticas.
“Obviamente, están priorizando sus intereses aquí. Los EAU, en particular, están tratando de reducir sus pérdidas regionales y encontrar un lugar para jugar según las nuevas reglas”. Bakeer cree que el cambio de política de EAU hacia Turquía es “definitivamente táctico”.
“Sin embargo, desde la perspectiva turca, Ankara nunca ha apuntado a EAU ni ha puesto a Abu Dhabi como prioridad en su agenda de política exterior. Al contrario, a Turquía le interesa reforzar las relaciones económicas y diplomáticas con todos los actores”, añadió.
En algún momento las dos naciones se convirtieron en ardientes enemigos, utilizando sus medios de comunicación para atacar sin descanso las políticas del otro.
Su rivalidad los enfrentó en varios temas, entre ellos la Hermandad Musulmana; el conflicto en Libia, donde EAU y Turquía han apoyado a bandos opuestos; y Túnez, por nombrar algunos.
En un momento dado, Ankara acusó a Abu Dhabi de respaldar lo que llamó organizaciones terroristas que tienen como objetivo a Turquía.
Y en 2017, Arabia Saudita impuso un bloqueo a Catar, al que se sumaron los EAU tras acusar a Doha de apoyar a los Hermanos Musulmanes y de estar demasiado cerca de Irán. Ankara apoyó públicamente a Doha.
Pero los observadores dicen que con una nueva administración estadounidense y la retirada de Washington de la región, los adversarios están ahora tratando de reestructurar sus relaciones.
Hussein Ibish, investigador residente del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington, declaró a The Media Line que no le sorprende la reciente evolución de las relaciones entre ambos países.
“Este diálogo forma parte de lo que, desde el pasado mes de diciembre, vengo describiendo como un periodo de consolidación, repliegue y maniobra en Oriente Medio para todas las potencias que intentan proyectar su influencia a nivel regional”, afirmó.
Ibish sostiene que los gobiernos que se vieron envueltos en varios conflictos regionales en un intento de “expandir su hegemonía” no lograron del todo sus objetivos y “están sobreextendidos y agotados”.
“Todos estos conflictos regionales han sido esencialmente ganados por uno u otro bando, están estancados o han superado el punto de rendimiento decreciente para las potencias externas”, dijo.
Es natural que Abu Dhabi y Ankara “entablen un diálogo, ya que todas las potencias regionales ven ahora lo que se puede conseguir mediante la diplomacia, el comercio y el poder blando”, dijo Ibish.