Al menos seis personas murieron y 60 resultaron heridas por los disparos efectuados durante una protesta de partidarios de Hezbolá contra Tarek Bitar, el juez que investiga la explosión del puerto de Beirut, frente al Palacio de Justicia de Beirut el jueves, mientras sigue aumentando la tensión en torno al caso.
En un vídeo que se ha difundido en el lugar de los hechos se ve a hombres armados escondiéndose detrás de cubos de basura y disparando hacia objetivos invisibles. Otro vídeo muestra a partidarios de Hezbolá armados devolviendo el fuego a los tiradores. Al parecer, también se dispararon proyectiles RPG hacia la zona en medio de la violencia, aunque no está claro quién los disparó.
El primer ministro Najib Mikati ha hecho un llamamiento a la calma y ha instado al pueblo libanés a no dejarse arrastrar por la sedición. El Consejo Central de Seguridad Interna del Líbano tiene previsto reunirse a las 13:00 horas en vista de la violencia.
El grupo terrorista Hezbolá y su aliado, el movimiento Amal, declararon que los francotiradores apuntaron a los manifestantes, advirtiendo que “el ataque a la manifestación en Tayouneh por parte de grupos armados y organizados tiene como objetivo arrastrar al país a una sedición intencionada”. Los dos movimientos pidieron a sus partidarios que se calmaran y “no se dejaran arrastrar a una sedición malintencionada”.
El reportero afiliado a Hezbolá, Ali Shoeib, señaló el jueves a Samir Gaegea, presidente de las Fuerzas Libanesas Cristianas, diciendo que “la incitación que Samir Geagea practicó durante los últimos días – y su desesperada defensa de la herramienta de la discordia, Bitar – es suficiente para motivar a los criminales asesinos entre sus fuerzas”.
Según el telediario Al-Manar, afiliado a Hezbolá, la protesta pretendía “rechazar la politización de las investigaciones sobre el crimen de la explosión del puerto de Beirut y denunciar las decisiones del juez Tarek Bitar y la intervención norteamericana”.
El Ejército libanés ha enviado refuerzos al lugar del incidente, según Al-Manar. El Ejército anunció que los manifestantes fueron atacados cuando se dirigían al Palacio de Justicia y que los militares estaban buscando a los tiradores.
El Ejército libanés advirtió que disparará contra cualquier persona armada o que dispare y ha pedido a los civiles que despejen las calles.
EL incidente se produce en medio de una creciente preocupación por la violencia sectaria, ya que Hezbolá y sus aliados obstruyen la investigación de Bitar, alegando que el juez es parcial y trabaja con fines políticos.
En la mañana del jueves, los periódicos libaneses publicaron en su mayoría titulares que advertían del colapso del gobierno y de la violencia en las calles.
Un tribunal libanés desestimó el jueves la última denuncia presentada contra el investigador principal de la investigación de la explosión del puerto de Beirut, permitiéndole reanudar su trabajo, según mostraron una fuente judicial y los documentos del tribunal.
El diputado libanés Ali Hassan Khalil, aliado de Hezbolá, había presentado la denuncia después de que Bitar emitiera una orden de detención contra él para interrogarle sobre la explosión.
Khalil declaró el martes a Al-Mayadeen que la investigación de Bitar “es ilegal y sobrepasa muchos de los protocolos que deben seguirse”. El diputado afirmó además que el juez se había reunido con una delegación extranjera minutos después de dictar la orden de detención contra Khalil, lo que implica una influencia de potencias extranjeras.
El líder terrorista de Hezbolá, Hassan Nasrallah, arremetió el lunes contra Bitar, afirmando que el juez está utilizando el caso con fines políticos y no quiere llegar a la verdad sobre la explosión. Nasrallah también cuestionó por qué Bitar solo interrogó a ciertos ministros y no a otros.
El parlamentario advirtió que habría una “escalada política, y tal vez [una escalada] de otro tipo”, y añadió que “todas las posibilidades están abiertas”, incluida la toma de las calles.
Khalil afirmó que la investigación podría formar parte de un plan regional e interno para intentar “cambiar los equilibrios”, y que tenía información que indicaba que la investigación tenía un objetivo para un determinado grupo político “a instancias de partidos externos”. El miércoles, Hassan Fadlallah, diputado afiliado a Hezbolá, acusó directamente a Estados Unidos de interferir en la investigación.
Fuentes de Hezbolá y del movimiento Marada dijeron al noticiero libanés Al-Jadeed TV que Bitar se estaba preparando para acusar directamente a Hezbolá de la responsabilidad de la explosión. Las fuentes añadieron que si Bitar no es destituido, dejarán el gobierno.
Gaegea, opositor cristiano de Hezbolá, pidió al “pueblo libre del Líbano” que se prepare para una huelga general pacífica si los opositores de Bitar intentan imponer su voluntad por la fuerza. Aunque Gaegea subrayó que su declaración no era una amenaza, añadió que nunca aceptaría que se impusiera una “determinada realidad” por la fuerza.
Las familias de las víctimas de la explosión han advertido que no se debe sustituir o intimidar a Bitar, “por muy alto que sea el nivel de amenaza”, y han dicho a los funcionarios que “mantengan [sus] manos fuera del poder judicial”.
El ex diputado Mustapha Allouch advirtió el miércoles, en una entrevista con La Voz del Líbano, que es necesaria una investigación internacional, y que la situación actual está repitiendo la del asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri, ya que Hezbolá siente que los hilos de la investigación apuntan hacia él.