Los resultados de las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, que se llevarán a cabo en noviembre, podrían generar un cambio casi inmediato en la geopolítica de Oriente Medio, tan pronto como se contabilicen los votos. Si Donald Trump es elegido nuevamente presidente, su gobierno podría retomar funciones en 2025, con especial atención a los Emiratos Árabes Unidos y un acuerdo multimillonario en armamento.
Uno de los puntos clave sería la venta de 50 aviones de combate F-35 a los Emiratos Árabes Unidos, como parte de un acuerdo de armas por valor de 23.000 millones de dólares, negociado tras la normalización de relaciones con Israel, según los Acuerdos de Abraham. Aunque esta transacción fue aprobada durante la administración de Trump, la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca en 2021 trajo una revisión del acuerdo.
Esta revisión surgió por las inquietudes sobre la creciente relación de los Emiratos con China, especialmente por el uso de la tecnología de Huawei en sus infraestructuras. Las preocupaciones de seguridad, junto con disputas sobre las restricciones operativas y los términos de la venta, provocaron retrasos en la ejecución del acuerdo.
Actualmente, varias fuentes que han hablado con medios occidentales indican que Abu Dhabi se estaría preparando para reiniciar las negociaciones con Washington si Trump vuelve a ocupar la presidencia. Los Emiratos han intentado durante mucho tiempo obtener aviones de combate de última generación con tecnología furtiva, que les permitiría evadir los radares enemigos.
De aprobarse este acuerdo, los Emiratos Árabes Unidos serían el segundo país en Oriente Medio, después de Israel, en operar aviones de combate F-35. Tras el bloqueo de la venta de los 50 aviones por parte de Washington, el país del Golfo ha explorado otras opciones, entre ellas el caza chino J-20 Mighty Dragon.
El interés de Emiratos en el J-20 chino presiona a EE. UU. para reactivar venta de F-35
Las conversaciones entre los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y China sobre aviones avanzados como el J-20 ganaron tracción en 2024, motivadas por la creciente frustración de los Emiratos con la postura de Estados Unidos. Altos cargos militares de los EAU realizaron visitas a Pekín para explorar posibles alianzas en defensa, que incluyeron discusiones sobre la adquisición del J-20 y otras tecnologías militares.
El interés en el caza J-20 surgió de la necesidad de los Emiratos de obtener tecnología de combate de última generación. Esta tendencia se evidenció tras un contrato firmado en 2023 para la compra de 12 aviones de entrenamiento chinos L-15, lo que reflejó un cambio en la estrategia de adquisiciones de defensa del país. Si bien las negociaciones siguen en curso, la decisión final aún está en una fase crítica.
Expertos en defensa sugieren que la compra del J-20 marcaría un cambio significativo en la estrategia militar de los EAU, lo cual podría afectar su histórica alianza con Estados Unidos y cambiar el equilibrio militar en la región. El enfoque de los Emiratos parece orientado a diversificar sus fuentes de defensa, lo que subraya el delicado equilibrio geopolítico que enfrenta el país.
Al expresar su interés por el J-20 chino, los Emiratos Árabes Unidos podrían estar buscando presionar a Washington para que reconsidere la venta de los 50 cazas F-35. Al sugerir un posible cambio hacia la tecnología militar china, los EAU están recordando a Estados Unidos el riesgo de perder un socio clave en defensa ante una potencia rival como China.
Algunos analistas opinan que el objetivo real de esta maniobra no es necesariamente incorporar el J-20 a su arsenal, sino usar estas conversaciones para reactivar el acuerdo sobre los F-35.
Los EAU valoran enormemente su relación estratégica con Estados Unidos, sobre todo por la interoperabilidad de sus sistemas militares. Al explorar alternativas como el J-20, los Emiratos podrían estar tratando de incentivar a Washington a superar sus reticencias, especialmente por las repercusiones geopolíticas de una relación de defensa más estrecha con China.
Trump podría reactivar la venta de F-35 a Emiratos
Si Donald Trump fuera reelegido, podría reconsiderar la venta de 50 cazas F-35 a los Emiratos Árabes Unidos, un acuerdo que se había negociado durante su mandato anterior.
Como presidente, Trump tendría una notable influencia sobre la política exterior y las ventas de armas, lo que le permitiría ordenar al Departamento de Estado y al Pentágono avanzar con las negociaciones. Sin embargo, este acuerdo debe someterse a un proceso de revisión para cumplir con las normativas estadounidenses, incluidas las regulaciones de control de exportaciones, que imponen restricciones a la venta de tecnología militar avanzada.
A pesar de que Trump podría iniciar el proceso, la venta de equipos militares, como los F-35, requiere la aprobación del Congreso. Este tiene la facultad de bloquear o retrasar los acuerdos mediante la aprobación de una resolución conjunta de desaprobación, que debe contar con el respaldo mayoritario tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. Si el Congreso no objeta dentro de un periodo establecido, el acuerdo suele recibir luz verde.
Aunque la influencia de Trump es decisiva, el papel del Congreso resulta crucial. Una mayoría republicana en ambas cámaras podría facilitar el proceso, ya que es probable que los legisladores de este partido apoyen las metas de política exterior del expresidente.
Sin embargo, esta cuestión no siempre sigue líneas partidarias estrictas. Tanto demócratas como republicanos podrían plantear preocupaciones sobre la transferencia de tecnología militar avanzada a un país de Oriente Medio, como los Emiratos Árabes Unidos, debido a los posibles riesgos para la seguridad regional o la necesidad de mantener la superioridad militar de Israel.
Por lo tanto, incluso con una mayoría republicana, el destino del acuerdo dependería de las dinámicas internas del Congreso y de las preocupaciones específicas de los legisladores sobre la estabilidad en la región.
El J-20 chino: posible alternativa de Emiratos ante bloqueo del F-35 de EE. UU.
Si los Emiratos Árabes Unidos no logran acceder al caza F-35, podrían considerar otras opciones, como el caza furtivo chino J-20. Sin embargo, el J-20 es una plataforma más reciente, con menos experiencia en combate comparada con el probado F-35.
Esta falta de historial podría generar preocupaciones entre los Emiratos sobre las capacidades generales del avión, su confiabilidad y el soporte de mantenimiento a largo plazo de un modelo fabricado en China.
Ante una posible negativa de Estados Unidos para la venta del F-35, los Emiratos podrían optar por diversificar sus alianzas de defensa, con el fin de reafirmar su independencia y seguir accediendo a tecnología militar avanzada. La compra del J-20 podría ser vista como un movimiento estratégico para mantener una ventaja competitiva en términos militares dentro de la región.
No obstante, esta decisión depende en gran medida de la disposición de los Emiratos Árabes Unidos para cambiar su enfoque en adquisiciones de defensa, de su relación con Estados Unidos y de su confianza en China como un socio confiable, en contraste con sus aliados tradicionales occidentales.
Aunque el J-20 representa una alternativa viable, las repercusiones políticas y estratégicas de tal adquisición serían considerables. Factores como la percepción regional, la alineación con Occidente y la capacidad de China para ofrecer un apoyo sólido a largo plazo influyen de manera significativa en el futuro de esta posible transacción.