La idea de contar con un bombardero furtivo lanzado desde un portaaviones ha despertado grandes expectativas en el ámbito militar.
Imaginar las posibilidades tácticas que esto podría brindar a un Ala Aérea de Portaaviones resulta fascinante, ya que significaría una nueva dimensión de poder aéreo capaz de poner en jaque a los adversarios de formas sin precedentes.
A-12 Avenger: Un Proyecto Lamentablemente Cancelado
En el pasado, existió la posibilidad de desarrollar un bombardero furtivo lanzado desde portaaviones, aprovechando la tecnología furtiva de las Fuerzas Aéreas en colaboración con los desarrolladores de armamento de la Armada. Este proyecto recibió el nombre de A-12 Avenger y se inició a principios de los años 80 como parte del programa Advanced Tactical Aircraft (ATA).
El objetivo principal era reemplazar al Northrop Grumman A-6 Intruder, que estaba en servicio en la Marina y el Cuerpo de Marines de Estados Unidos. El A-12 tenía el potencial de ofrecer una capacidad de ataque pesada, sigilosa y de largo alcance hasta bien entrado el siglo XXI, una característica altamente demandada en ese entonces.
A pesar de las grandes expectativas, el programa A-12 Avenger fue cancelado en 1991 debido a retrasos, sobrecostes y complicaciones surgidas entre la industria y la Marina. Este hecho privó a la Marina de un activo único y sin precedentes en su arsenal bélico.
Un Potencial Estratégico Sin Explotar
La cancelación del programa A-12 Avenger fue un duro golpe para la comunidad militar. Los méritos tácticos de un bombardero furtivo lanzado desde un portaaviones eran numerosos y variados. Uno de los más destacados era su impresionante alcance de ataque.
Mientras que el bombardero B-2 es conocido por realizar misiones de larga duración, un avión lanzado desde un portaaviones podría atacar objetivos de riesgo desde distancias mucho más cortas. Esto no solo reduciría el tiempo de la misión, sino que también acercaría los bombarderos furtivos a las zonas objetivo críticas, aumentando su efectividad.
Aunque aeronaves como el F-35C y el F-35B han introducido el sigilo en el ámbito del ataque marítimo, un bombardero aún más furtivo representaría un riesgo desconocido para los adversarios. La tecnología de bombarderos furtivos busca diseñar aviones tan sigilosos que el enemigo ni siquiera sea consciente de su presencia.
El concepto de sigilo de banda ancha, que permite a una aeronave evadir los radares de baja frecuencia y los radares de “compromiso”, es fundamental en esta estrategia. La capacidad de eludir la detección y evitar ser atacado es un objetivo clave en el desarrollo de aviones de combate furtivos.