El Almirante Kuznetsov, único portaaviones ruso, enfrenta un panorama turbio y complejo que afecta su estado actual, su futuro y las implicaciones estratégicas para Rusia. Aunque está programado para regresar al servicio el próximo año, el buque ha estado en dique seco desde 2018 para someterse a extensas reparaciones y reequipamiento.
Este portaaviones, lanzado en 1985 como parte de los planes de la Armada soviética para desplegar una flota de dos portaaviones, se ha visto obstaculizado por el colapso de la Unión Soviética en los años 90, lo que frustró la finalización de un segundo portaaviones.
Corrosión y problemas de mantenimiento
El Almirante Kuznetsov ha sufrido problemas significativos de mantenimiento y funcionalidad durante sus cinco años en dique seco. Informes recientes revelan que la corrosión y los daños estructurales del portaaviones son extremadamente graves, lo que pone en duda su capacidad de volver a desplegarse.
El diario Pravda informa que las estructuras metálicas bajo la tercera cubierta del buque están fuertemente corroídas, y las bodegas se encuentran llenas de agua turbia, lo que dificulta un examen detallado desde el interior.

Problemas y retrasos en la reparación
El proceso de reparación del Almirante Kuznetsov ha estado plagado de accidentes problemáticos. En 2019, un incendio en la sala de máquinas del portaaviones causó una víctima mortal y varios heridos.
Estos contratiempos han ajustado y prolongado el cronograma de regreso, retrasando la fecha prevista hasta 2024. A pesar de los planes de Rusia de desplegar el buque durante otros 15 años después de su regreso, su viabilidad se encuentra en entredicho.
Ambiciones y desafíos estratégicos
La situación del portaaviones ruso refleja las complejidades tácticas y estratégicas a las que se enfrenta Rusia. Aunque es poco probable que la Armada rusa pueda equipararse a la estadounidense en términos de potencia naval global, aún existen razones claras por las cuales Rusia desearía un portaaviones, incluso para fines regionales. Su regreso al servicio permitiría a Rusia amenazar a los aliados de la OTAN a lo largo del Mar Negro y defender su espacio aéreo desde el océano.
Además, las ambiciones árticas de Rusia y la Ruta Marítima Septentrional plantean otra preocupación estratégica. Para establecer y defender su presencia en el Ártico, Rusia podría requerir una presencia de portaaviones en la región.
Aunque la Armada rusa se considera limitada en su capacidad para atacar objetivos oceánicos y terrestres desde buques de superficie, sus submarinos son altamente avanzados y representan una amenaza para las fuerzas terrestres y navales de Estados Unidos y la OTAN. Sin embargo, la falta de poder bélico naval de superficie limita las misiones que Rusia puede llevar a cabo.

Conclusión
En resumen, el futuro del Almirante Kuznetsov, el último portaaviones ruso, es incierto. A pesar de los esfuerzos de reparación, la corrosión y los problemas estructurales han afectado seriamente su capacidad de despliegue. Rusia se enfrenta a desafíos estratégicos y tácticos en cuanto a su posición como potencia naval global.
Aunque la Armada rusa es más pequeña en comparación con otras potencias, la presencia de más portaaviones podría ser beneficioso en áreas clave. El caso del Almirante Kuznetsov refleja las complejidades y ambiciones regionales de Rusia, incluyendo el Mar Negro y el Ártico.