Tras un período de intensas deliberaciones, Argentina ha tomado una decisión sobre los F-16 para reforzar su capacidad de defensa aérea.
La elección se ha centrado en la adquisición de modernos cazas Tejas Mk1 a India, JF-17 a China o F-16A/B MLU de segunda mano a Dinamarca. Según informantes próximos al Gobierno de Buenos Aires, el presidente argentino, Javier Millei, ha optado por los F-16 daneses. Esta elección fue anunciada por el propio presidente durante un discurso pronunciado el miércoles 20 de marzo.
Sin embargo, la situación en Ucrania ha arrojado sombras sobre la transferencia de los F-16 daneses a la fuerza aérea argentina. Informes preliminares sugerían que Dinamarca podría reorientar estos cazas en apoyo de Ucrania, en lugar de finalizar su venta a Argentina.
La posibilidad de que Argentina optara por los JF-17 chinos no representaba una alternativa viable ni para Washington ni para Londres. Al final, Dinamarca decidió no desviar los F-16 a Ucrania y esperar a la resolución argentina, una decisión que sin duda favorece los intereses de Washington, Copenhague y Buenos Aires.
El refuerzo aéreo argentino: Una inversión de impacto estratégico
Según fuentes del sector en Argentina, la operación se estima en unos 650 millones de dólares. Esta cantidad no solo contempla la adquisición de 24 cazas F-16A/B MLU de uso anterior, sino también la inclusión de dos variantes de misiles: el AIM-9 Sidewinder y el AIM-120 AMRAAM. Fue BulgarianMilitary.com quien indicó por primera vez que el acuerdo incorporaría misiles AIM-120 en septiembre, citando fuentes confidenciales del Ministerio de Defensa argentino.
El AIM-120 destaca por su avanzada ingeniería, que integra tecnología de radar activo de última generación. Este misil aire-aire está equipado con un motor cohete de combustible sólido, un sistema de radar activo para la detección de objetivos y una ojiva altamente destructiva. Sus especificaciones técnicas son impresionantes: mide 3,7 metros de largo, tiene un diámetro de 178 milímetros y una envergadura de 53,8 centímetros. A pesar de su peso de aproximadamente 152 kilogramos, el AIM-120 es un arma compacta y eficaz.
La capacidad de alcance del AIM-120 es notable, pudiendo interceptar y neutralizar objetivos a distancias de hasta 180 kilómetros, dependiendo del modelo. La ojiva de este misil, diseñada para la fragmentación explosiva, pesa unos 23 kilogramos y está optimizada para la aniquilación de objetivos, dispersando una mortífera lluvia de metralla tras la detonación.
El AIM-9 Sidewinder es un misil de corto alcance diseñado para el combate aéreo cercano. Mide 9,5 pies de longitud y 5 pulgadas de diámetro, y pesa aproximadamente 190 libras. Su alcance operativo varía según la versión; los primeros modelos tenían un alcance de casi 5 millas, mientras que las versiones más avanzadas, como el AIM-9X, pueden perseguir objetivos a una distancia de hasta 22 millas. La velocidad del misil también varía de un modelo a otro, alcanzando algunos hasta Mach 2,5.
Capacidades ampliadas: El AIM-9 y el F-16 en el Arsenal argentino
El AIM-9 Sidewinder, con su ojiva explosiva de fragmentación, está meticulosamente diseñado para devastar o destruir objetivos con una combinación letal de efectos explosivos y de fragmentación. La detonación de la ojiva, que pesa aproximadamente 9 kilogramos, se regula con precisión mediante una espoleta de proximidad, que se activa al acercarse al objetivo.
La página web oficial de las Fuerzas Aéreas de EE. UU. describe el F-16 Fighting Falcon como una plataforma de combate versátil y compacta, que destaca por su rentabilidad y eficacia operativa. Entre sus atributos más destacados se encuentran la superioridad en combate aéreo, la agilidad y la autonomía operativa.
Esta joya tecnológica tiene la capacidad de atacar objetivos en todas las condiciones meteorológicas y rastrear aeronaves a baja altitud utilizando su avanzado radar. En misiones de ataque a tierra, el F-16 es capaz de recorrer más de 860 kilómetros, ejecutar sus ataques con gran precisión, defenderse de las amenazas aéreas enemigas y regresar a su base sin incidentes.
Las recientes interacciones diplomáticas entre Argentina y Estados Unidos muestran un fortalecimiento de los lazos bilaterales. En este contexto, se destacan la reunión del director de la CIA, William Burns, con altos funcionarios argentinos en la Casa Rosada y la próxima visita a la Argentina de la General Laura Richardson, Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos.
Durante su estancia en la Casa Rosada, Burns trató importantes temas con figuras clave de todo el espectro político argentino, entre ellos el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el Director de la Agencia Federal de Inteligencia, Silvestre Sívori, y el Embajador de Estados Unidos, Marc Stanley.
Diálogo Estratégico: Un puente entre Buenos Aires y Washington
Como destacado funcionario de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Burns planteó su preocupación por varios temas críticos para la región, como las operaciones sospechosas de Hezbolá, el crecimiento del narcotráfico, los riesgos de los ciberataques rusos bajo Putin y la creciente influencia de China.
Burns, diplomático experimentado con un profundo conocimiento de Oriente Medio, ha trabajado bajo las administraciones de George Bush, Bill Clinton y Barack Obama. Conocido como “el maestro diplomático de Estados Unidos”, asumió la dirección de la CIA en 2021 por designación del presidente Joseph Biden, sucediendo a Gina Haspel, nombrada durante la administración de Donald Trump. A principios de este año, Posse y Sívori mantuvieron reuniones con Burns en Washington DC para coordinar estrategias de seguridad nacional.
Desde su elección, el presidente argentino ha mantenido reuniones con destacadas personalidades de la política estadounidense, como el secretario de Estado Anthony Blinken, Brent Neiman, del Departamento del Tesoro, Gita Gopinath, del FMI, y Brian Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental.
En cambio, durante su asistencia a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Washington en febrero, el mandatario argentino expresó su apoyo a la aspiración del expresidente Donald Trump de volver a la presidencia.