Argentina se enfrenta a un revés en su capacidad de combate aéreo naval, ya que los icónicos aviones Super Etendard, responsables de hundir dos buques de guerra británicos durante la Guerra de las Malvinas, serán retirados de servicio.
La Armada argentina se verá privada de su flota de 11 cazas de ataque debido a la falta de piezas de repuesto esenciales. Aunque Argentina contaba originalmente con 14 de estos aviones, tres se perdieron, dejando solo 11 en su inventario, aunque no han volado en años.
Además, cinco de ellos, entregados en 2019, nunca volaron con los distintivos argentinos debido a la falta de componentes clave, como los asientos eyectables Martin Baker Mk 4A, sujetos a un veto británico.
Los Super Etendard y su historia en la Guerra de las Malvinas
Durante la Guerra de las Malvinas, los Super Etendard protagonizaron dos ataques destacados contra la Royal Navy británica. El 4 de mayo, dos aviones argentinos atacaron el destructor de misiles guiados británico HMS Sheffield, disparando misiles antibuque AM39 Exocet. Aunque no lograron destruirlo de inmediato, los daños infligidos fueron tan graves que el buque finalmente se hundió seis días después, mientras era remolcado. Este ataque causó la muerte de 20 marineros británicos.
Diez días después del hundimiento del HMS Sheffield, el 21 de mayo, el HMS Ardent de la Royal Navy fue blanco de al menos tres Super Etendard argentinos, quienes también utilizaron misiles antibuque AM39 Exocet. Esta vez, el ataque resultó en la muerte de 22 marineros británicos. Estos incidentes demuestran el poder y la eficacia de los Super Etendard en situaciones de combate real.
La falta de piezas de repuesto y la retirada de los Super Etendard
Aunque existe la posibilidad de adquirir asientos eyectables de la empresa Task Aerospace, que los fabrica sin componentes británicos, el ministro de Defensa argentino, Jorge Taiana, señaló que esto no solucionaría el problema de las piezas de repuesto no francesas.
Según el ministro, estas piezas ya no se fabrican y, por lo tanto, resulta imposible obtener suministros adicionales. Esta situación ha llevado a que los Super Etendard argentinos permanezcan en tierra, sin participar en operaciones militares.
Características técnicas de los Super Etendard
El Dassault-Breguet Super Etendard, un avión de combate de ataque embarcado en portaaviones, dejó de fabricarse en 1983, convirtiendo a Argentina en el último país en operarlo. Este avión monoplaza está propulsado por un motor turborreactor Snecma Atar 8K-50, que le proporciona un empuje mínimo de 49 kN (11,000 lbf). Su velocidad máxima alcanza los 1,205 km/h (749 mph, 651 kn), y su autonomía máxima es de 1,820 km, aunque en combate se reduce a 850 km.
En términos de armamento, el Super Étendard cuenta con dos cañones DEFA 552 de 30 mm, con 125 proyectiles por cañón. Además, dispone de seis puntos duros portamisiles y bombas, cuatro bajo las alas y dos bajo el fuselaje. Además del misil antibuque AM-39 Exocet, este avión puede transportar misiles nucleares Air-Sol Moyenne Portée, AS-30L, misiles aire-aire Matra Magic, así como bombas convencionales no guiadas o guiadas por láser.
La situación de la Armada argentina tras el retiro de los Super Etendard
La retirada de los Super Etendard deja a la Armada argentina en una situación complicada, ya que carece de aviones de ataque para mantener sus capacidades navales. Aunque aún cuenta con 10 aviones de entrenamiento T-34 Mentor y cuatro aviones de patrulla marítima P-3B Orion, estos últimos también están inoperativos y requieren reparaciones y modernizaciones.
Asimismo, los cuatro aviones antisubmarinos S-2 Tracker serán retirados en 2021. En medio de esta difícil situación, solo queda un helicóptero armado AS555 Fennec en servicio, mientras que cuatro helicópteros utilitarios SH-3 Sea King se encuentran en condiciones de volar y son utilizados por la Armada Argentina.
Conclusiones
El retiro de los aviones Super Etendard representa un revés significativo para la Armada argentina en términos de capacidad de combate aéreo naval. Estos icónicos aviones, responsables de hundir dos buques de guerra británicos durante la Guerra de las Malvinas, han dejado una huella imborrable en la historia de Argentina.
Sin embargo, la falta de piezas de repuesto esenciales ha llevado a su inoperatividad y retirada del servicio. La Armada argentina se enfrenta ahora al desafío de mantener sus capacidades navales con una flota limitada de aviones y helicópteros.