Ante el incremento de tensiones en el Mediterráneo, España evalúa reforzar su poder naval adquiriendo submarinos S-80 adicionales.
El contexto mediterráneo impulsa la revisión estratégica naval
La situación prebélica en Ucrania y las recomendaciones de un informe parlamentario han puesto de manifiesto la necesidad de que Francia aumente su poderío naval. Este análisis surgió en respuesta al cambiante panorama de seguridad en el Mediterráneo, caracterizado por disputas territoriales, consolidación de poder y un marcado rearme de los estados ribereños, además de amenazas como el terrorismo marítimo y el tráfico ilegal. La recomendación era clara: fortalecer la flota de primera línea para reforzar la posición de la Armada Nacional frente al creciente rearme en la región.
Contrariamente, la Ley de Programación Militar (LPM) 2024-30 de Francia no prevé cambios en la composición de su Marina, manteniendo su número de fragatas de primera clase en quince. En paralelo, Italia ha adoptado una estrategia más ambiciosa, con planes de aumentar significativamente su potencia naval para 2030-35, incluyendo fragatas, destructores, patrulleras polivalentes de alta mar, corbetas, submarinos U-212 y portaaviones, respondiendo a la complejidad de la seguridad mediterránea.
En este contexto, la Armada Española contempla una ampliación de sus capacidades, centrando sus esfuerzos en la modernización de las fragatas F-100, la incorporación del submarino S-80 y el desarrollo de las fragatas F-110 como reemplazo de la clase Santa María. Con un presupuesto asignado de 400 millones de euros para mejoras a corto plazo, España busca no solo modernizar, sino expandir su flota, dependiendo de un incremento del gasto militar al 2% del PIB para 2028/29, según declaraciones del almirante Ricardo Hernández, responsable de apoyo logístico.
Estrategias futuras y desafíos de la Armada Española
El almirante Hernández expuso la necesidad de adquirir más fragatas F-110 y submarinos S-80, así como buques de asalto anfibio para la próxima década. Este plan de expansión, sin embargo, requiere no solo de un aumento presupuestario, sino también de un esfuerzo considerable en reclutamiento, dada la larga duración de la formación de nuevos marineros, estimada entre 10 y 15 años.
La visión de Hernández transformaría significativamente la composición de la Armada Española, aumentando su número de fragatas de primera clase a doce [cinco F-100 y siete F-110] y sus submarinos a seis S-80. El S-81 Isaac Peral, primer buque de esta clase, ya está en servicio activo, marcando un hito para Navantia, con planes de completar la flota con el S-84 “Mateo García de los Reyes” para 2028. Hasta ahora, la armada no había superado los cuatro submarinos, contando actualmente con el S-81 y el S-71 Galerna, de diseño francés.
Finalmente, la incertidumbre rodea al futuro de la Flotilla de Aeronaves (FLOAN), en espera de una decisión sobre la sustitución de sus cazas EAV-8B+ Matador II. El F-35B emerge como la única aeronave que cumple con los requisitos de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL), anticipando posibles actualizaciones en el arsenal aéreo de la Armada.