Washington y Pekín posicionaron B-2 Spirit y H-6 en el Indo-Pacífico durante marzo y abril, reflejando una intensificación de tensiones regionales.
Bombarderos B-2 llegan a Diego García en operación conjunta
Durante los últimos días de marzo de 2025, Estados Unidos movilizó seis bombarderos B-2 Spirit hacia la base militar de Diego García, situada en el océano Índico, según imágenes satelitales confirmadas por Reuters y Associated Press. Esta acción coincidió con un despliegue paralelo de bombarderos H-6 chinos en Scarborough Shoal, zona en disputa del Mar del Sur de China. Ambas operaciones, ejecutadas en la misma región y periodo, subrayan las fricciones crecientes entre ambas potencias.
El 24 de marzo, cuatro unidades B-2 identificadas como PITCH 11, 12, 13 y 14 despegaron desde la base Whiteman en Missouri, acompañadas por aviones cisterna y tres C-17 de apoyo logístico. Esta información proviene de The Aviationist, que citó datos de fuentes como LiveATC y Flightradar24. La base en Diego García ofrece una ventaja estratégica al permitir operar a los bombarderos fuera del alcance de amenazas provenientes de Irán y grupos aliados, un aspecto relevante tras el uso de B-2 contra blancos hutíes en octubre de 2024.
El movimiento responde a intereses múltiples. Según Business Insider, el despliegue busca enviar un mensaje a Irán y aliados regionales, aunque el Air Force Global Strike Command no ha confirmado si el objetivo principal es disuadir a China o intervenir contra grupos como los hutíes.
Datos clave sobre los despliegues estratégicos en el Indo-Pacífico
- 24 de marzo de 2025: B-2 Spirit parten desde Missouri hacia Diego García.
- 28 de marzo de 2025: China despliega bombarderos H-6 en Scarborough Shoal.
- Scarborough Shoal: controlado por China desde 2012, pese a fallo de La Haya.
- Alcance del B-2: 11,000 km sin reabastecer; puede ampliarse con apoyo aéreo.
- Presencia de EE. UU.: dos portaaviones y B-1B en el Pacífico Occidental.
China despliega H-6 cerca de zona disputada del Mar del Sur
Paralelamente, el 28 de marzo de 2025, Reuters reportó que bombarderos chinos H-6 fueron observados cerca de Scarborough Shoal, área bajo dominio de Pekín desde 2012. Imágenes satelitales de Maxar Technologies confirmaron la operación, respaldada por un comunicado del Ministerio de Defensa chino, que afirmó que busca “salvaguardar la soberanía nacional y la seguridad, y mantener la paz”.
El despliegue, liderado por el Comando del Teatro Sur, forma parte de una intensificación progresiva de presencia aérea china desde 2018. Los H-6 realizaron aterrizajes en las islas Paracel y ejercicios militares cerca de Taiwán en octubre y diciembre de 2024. Analistas como Peter Layton, citado por Reuters, señalan que esta maniobra busca mostrar capacidad de ataque a larga distancia frente a las acciones estadounidenses.
Mientras los H-6 carecen de tecnología furtiva, su uso de misiles de largo alcance les permite mantenerse fuera de zonas con defensas aéreas avanzadas. El modelo H-6, originado en el diseño soviético Tu-16, ha sido modificado desde 1968 por Xi’an Aircraft Industrial Corporation. Las versiones más modernas, como el H-6K y H-6N, están equipadas para lanzar misiles antibuque, de ataque terrestre y nucleares.
El número de unidades operativas refuerza la estrategia de volumen: China posee aproximadamente 230 H-6, mientras que EE. UU. mantiene 19 B-2. Esta diferencia refleja dos enfoques militares distintos: calidad frente a cantidad.
B-2 y H-6 muestran capacidades contrastantes en combate
El B-2 Spirit, diseñado por Northrop Grumman, se distingue por su forma de ala volante y tecnología furtiva. Esta aeronave tiene un alcance de 11,000 km y una capacidad de carga de hasta 40,000 libras, incluyendo el Massive Ordnance Penetrator (GBU-57). Se ha empleado en varias operaciones, como Kosovo (1999), Afganistán (2001), Irak (2003), Libia (2011 y 2017) y Yemen (2024). Actualmente, 19 unidades están en servicio tras la pérdida de dos aviones en 2008 y 2022.
En comparación, el H-6 ha sido utilizado en patrullas y ejercicios en zonas como el Mar del Sur de China, pero no registra participación directa en combates. Sin embargo, su capacidad de transportar misiles balísticos y de crucero le permite proyectar poder regional. Las misiones conjuntas con Rusia fortalecen su papel estratégico.
El costo unitario del B-2, que supera los 1,100 millones de dólares, limitó su producción tras la Guerra Fría. A pesar de esto, su tecnología furtiva lo convierte en una herramienta clave en entornos de defensa aérea hostil.
Mientras tanto, China avanza en el desarrollo del H-20, un bombardero furtivo con un diseño similar al B-2. Según National Interest, se espera que tenga un alcance de 8,500 km y una carga útil de 40 toneladas. El Pentágono estima que no entrará en servicio antes de la década de 2030.
Escenario regional intensifica competencia estratégica global
El contexto en el que se producen estos movimientos está marcado por una creciente rivalidad estratégica en el Indo-Pacífico. La base de Diego García, a gran distancia del continente asiático, permite a Estados Unidos mantener su capacidad operativa sin depender de portaaviones o bases regionales expuestas.
Por otra parte, Scarborough Shoal sigue siendo un punto de fricción entre China y Filipinas, respaldado este último por Estados Unidos. El despliegue de bombarderos estadounidenses coincide con la presencia de dos portaaviones en el Pacífico Occidental y la llegada de B-1B a Japón, según Newsweek.
China ha incrementado la frecuencia y alcance de sus ejercicios militares, incluyendo maniobras conjuntas con Rusia. Estas acciones reflejan una estrategia de presión y consolidación territorial, especialmente en el Mar del Sur de China.
En este escenario, la presencia simultánea de los B-2 y los H-6 durante 2025 ilustra la creciente competencia aérea entre Washington y Pekín. Cada despliegue sirve no solo como movimiento táctico, sino también como una señal estratégica de poder.