Durante décadas, el bombardero furtivo Northrop Grumman B-2 Spirit ha sido un componente esencial de la tríada nuclear estadounidense, destacándose como uno de los bombarderos penetrantes más avanzados del mundo.
A pesar de su importancia estratégica, la producción del B-2 fue limitada a solo 21 unidades de una planeada flota de 165, debido a sobrecostos y cuestionamientos sobre la necesidad de mantener una flota tan extensa.
La Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) ha estado trabajando en el desarrollo del sucesor del B-2, el B-21 Raider, y los días del B-2 están contados. El 13 de mayo, la USAF confirmó que no repararía un B-2 gravemente dañado en un accidente en diciembre de 2022, lo que redujo la flota a solo 19 unidades.
Esta decisión refleja la confianza en el progreso del B-21. Este artículo analiza el impacto de esta decisión en el futuro de la flota de bombarderos penetrantes de Estados Unidos.
Futuro de la flota de bombarderos: transición al B-21 Raider
El 10 de diciembre de 2022, el bombardero B-2 Spirit con la designación AV-16, conocido como Spirit of Hawaii, se incendió tras un aterrizaje de emergencia debido a un mal funcionamiento en vuelo. Según Military.com, el incidente inmovilizó la flota de B-2 y desencadenó una investigación de seguridad. El avión sufrió graves daños en una de sus alas, y se estimó que las reparaciones serían extensas y costosas.
Esta semana, la USAF decidió retirar permanentemente el Spirit of Hawaii, considerando antieconómica su reparación en vista de la próxima entrada en servicio del B-21. Un portavoz de la Fuerza Aérea señaló:
“Se necesita un tiempo para que los aviones superen el proceso y salgan de nuestro inventario. Como dice el informe, su reparación no es económica”. La decisión subraya la transición hacia el B-21 y la confianza en sus capacidades.
El costo de casi 2 mil millones de dólares por unidad convierte al B-2 Spirit en el avión más caro jamás producido, y con la línea de producción cerrada desde el año 2000, reparar un B-2 es una tarea onerosa. El Spirit of Hawaii no es el primer B-2 retirado por un accidente.
El 23 de febrero de 2008, el Spirit of Kansas se estrelló en Guam, resultando en la destrucción total del avión, aunque los pilotos lograron eyectarse a salvo. Este incidente fue el accidente aéreo más costoso hasta la fecha, y la reciente pérdida del Spirit of Hawaii marca la segunda vez que un B-2 se pierde operativamente.
La retirada del Spirit of Hawaii y la esperada llegada del B-21 Raider marcan una etapa crítica en la evolución de la capacidad de bombardeo estratégico de Estados Unidos. Mientras la USAF se prepara para incorporar el B-21, se consolidan los esfuerzos por modernizar su flota, asegurando la superioridad tecnológica y operativa en el ámbito global.
Restauración de bombarderos B-2 tras daños graves
En ocasiones anteriores, la Fuerza Aérea ha invertido significativos recursos financieros en la reparación de bombarderos B-2 dañados, lo que confirma que estos aparatos pueden ser restaurados, aunque a un costo extremadamente elevado.
Un ejemplo es el Spirit of Washington, un bombardero operativo desde 1994, que sufrió daños severos por un incendio en 2010. La Base de la Fuerza Aérea Whiteman informó que, tras un proceso de reparación, la aeronave fue reincorporada al servicio en 2013.
Otro caso relevante es el del Spirit of Georgia, que sufrió daños en 2021 debido al colapso del tren de aterrizaje. Según The War Zone, este avión está siendo reparado en la Planta 42, una instalación de fabricación de aviones clasificados operada por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en Antelope Valley, California.
En ambos incidentes, el costo de devolver los bombarderos B-2 a su estado operativo se estimó en más de 100 millones de dólares, y cada proceso de reparación tomó varios años en completarse.
La Fuerza Aérea ha señalado en ambas ocasiones que la pérdida de un solo B-2 sería intolerable debido a su papel crucial e insustituible en la misión, de acuerdo con las Fuerzas Aéreas y Espaciales.
Reducción de la flota de B-2: Ajustes en las necesidades operativas
Sin embargo, las noticias recientes han revelado que la opinión de la Fuerza Aérea sobre el número de B-2 necesarios en su inventario ha cambiado para asegurar que los aviones continúen cumpliendo sus roles específicos. Con el retiro del Spirit of Hawaii esta semana, la Fuerza Aérea ahora cuenta con solo 19 bombarderos B-2 operativos.
La Fuerza Aérea enfrenta una situación singular con respecto a su flota de bombarderos penetrantes de largo alcance. Solo se ha presupuestado el costo de investigación y desarrollo del B-2 hasta 2028, lo que sugiere que no se espera que el avión permanezca en servicio por mucho más tiempo. El diseño del B-2 data de la década de 1980 y, tras más de veinte años de servicio, requiere una actualización.
Un análisis previo de Simple Flying sobre el B-21 Raider, el bombardero furtivo de próxima generación, indica que este no estará listo para entrar en servicio hasta 2030, tras haber completado recientemente su primer vuelo de prueba. El programa B-21 tiene objetivos ambiciosos, planeando reemplazar no solo a la flota de B-2, sino también a todos los B-1 Lancer e incluso a algunos B-52 Stratofortress envejecidos.
Aunque la Fuerza Aérea mantiene actualmente 19 bombarderos B-2, no todos están listos para el combate en todo momento. Al menos uno suele estar en las instalaciones de mantenimiento a largo plazo de Northrop, mientras que otros están en el taller de la Base de la Fuerza Aérea Whiteman.
Además, un par de B-2 suelen someterse a pruebas de vuelo en la Base de la Fuerza Aérea Edwards en California. Como resultado, la Fuerza Aérea mantiene entre 12 y 14 bombarderos B-2 listos para el combate, lo que hace que la pérdida de una unidad no sea tan significativa estratégicamente.
Los B-2 han sido utilizados en combates de manera muy limitada en los últimos años. En marzo de 2011, participaron en la Operación Odyssey Dawn, una aplicación aliada de una zona de exclusión aérea en Libia.
También se emplearon durante ejercicios militares conjuntos en Corea del Sur en medio de tensiones regionales en 2013. En enero de 2017, un par de B-2 atacaron un campo de entrenamiento de ISIS en Libia, eliminando a más de 80 terroristas.