El Reino Unido avanza en la actualización de sus tanques Challenger 2, una movida estratégica que cambiará el panorama de su maquinaria bélica.
Challenger 2: inicia la transición al Challenger 3
El Reino Unido se encuentra en pleno proceso de modernizar 148 de sus tanques Challenger 2 al estándar Challenger 3. La colaboración germano-británica busca desarrollar municiones perforantes con energía cinética mejorada (EKE) para esta nueva versión.
La empresa alemana Rheinmetall será la encargada de instalar la nueva torreta con cañón L55A1 de 120 mm en los tanques. Además, estos proyectiles EKE serán compatibles con el Leopard 2 alemán, fortaleciendo así la relación entre ambos países.
El objetivo es que, en 2027, estos tanques alcancen la capacidad operativa inicial y, para 2030, logren la plena capacidad operativa.
Adiós al uranio empobrecido
El nuevo Challenger 3 dejará atrás los proyectiles con carga de uranio empobrecido para cumplir con las normas de la OTAN. Esto supone un cambio radical en la comprensión británica de la capacidad de combate de su carro de combate principal.
El suministro disponible de munición de uranio empobrecido se encuentra en el centro de la discusión, con Gran Bretaña enviando parte de estas municiones a Ucrania. La cantidad restante podría ser destruida o enviada también a Kiev.
Los nuevos cañones L55A1 de ánima lisa reemplazarán a los estriados L30A1 de 120 mm, impidiendo así el uso de uranio empobrecido en el futuro.
El legado del Challenger 2
La producción del Challenger 2 se detuvo en 2002, después de haber fabricado 447 unidades. Actualmente, el Reino Unido cuenta con 157 tanques Challenger 2, de los cuales 14 han sido enviados a Ucrania.
A pesar de que los Challenger 2 no han tenido una actualización importante desde 1998, la ex ministra de Defensa Penny Mordaunt aseguró en 2019 que se encuentran en buenas condiciones técnicas.
El rendimiento de los tanques enviados a Ucrania será un punto de interés para evaluar y mejorar el futuro Challenger 3.
Resumen
El Reino Unido avanza en la actualización de sus tanques Challenger 2 a la versión Challenger 3, en colaboración con Alemania.
Este cambio implica el abandono del uranio empobrecido y la adopción de nuevas municiones perforantes de energía cinética mejorada, siguiendo las normas de la OTAN.