El Chengdu J-20, caza furtivo de quinta generación, sucede al J-10 con tecnología stealth, supercrucero y radar AESA para dominar la superioridad aérea.
Evolución del Chengdu J-20 desde el J-10 Vigorous Dragon
El Chengdu J-20 Mighty Dragon, desarrollado por la Chengdu Aircraft Corporation para la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF), representa un salto tecnológico en la aviación militar china. Introducido en servicio en marzo de 2017, este caza furtivo de quinta generación sucede al Chengdu J-10 Vigorous Dragon como punta de lanza en misiones de superioridad aérea y ataque de precisión. Mientras el J-10, un caza ligero de cuarta generación, destacó por su agilidad y capacidad multirole, el J-20 incorpora características avanzadas como furtividad, supercrucero y un radar de barrido electrónico activo (AESA), diseñadas para rivalizar con el F-22 Raptor y el F-35 Lightning II de Estados Unidos.
El J-20 emergió del programa J-XX en la década de 1990, con su primer vuelo el 11 de enero de 2011. Su diseño, que incluye un fuselaje aerodinámico, alas en delta con canards y tomas de aire supersónicas sin divisores, refleja influencias del J-10, pero optimizadas para reducir la sección transversal de radar. En contraste, el J-10, operativo desde 2006, utiliza un diseño de ala en delta y canards, pero carece de capacidades furtivas y depende de motores menos avanzados, como el AL-31F ruso o el WS-10 chino. La transición del J-10 al J-20 marca el esfuerzo de China por pasar de una fuerza aérea basada en cazas de generaciones anteriores a una capaz de proyectar poder en escenarios de alta tecnología.
La PLAAF ha expandido rápidamente su flota de J-20, con estimaciones que indican entre 210 y 250 unidades en servicio para 2023, superando la cantidad de F-22 producidos por Estados Unidos (187 unidades). Esta expansión responde a la necesidad de contrarrestar las capacidades stealth de adversarios regionales como Japón y Corea del Sur, que operan el F-35A, y de proyectar poder en el Mar de China Meridional y el estrecho de Taiwán. El J-10, aunque sigue siendo un pilar en la PLAAF con variantes como el J-10C, ha sido relegado a roles secundarios frente a la superioridad tecnológica del J-20.

El J-20 introduce capacidades que el J-10 no puede igualar. Su diseño stealth, con armas almacenadas internamente, reduce su firma de radar, mientras que el radar AESA, posiblemente el Type 1475, permite detecciones a mayor alcance y enfrentamientos más allá del alcance visual. Además, el J-20 puede alcanzar velocidades de Mach 2 y tiene un alcance estimado de 5,926 km, superando al J-10, que alcanza Mach 1.8 y un rango de aproximadamente 3,200 km. Estas mejoras posicionan al J-20 como un competidor directo de los cazas stealth occidentales, mientras que el J-10 se limita a roles de apoyo y combate a corta distancia.
Datos clave del Chengdu J-20 Mighty Dragon
- Primer vuelo: 11 de enero de 2011, operativo desde marzo de 2017.
- Motores: Inicialmente AL-31FM2 rusos, ahora WS-10C chinos; WS-15 en pruebas para supercrucero.
- Armamento: Misiles aire-aire PL-15 y PL-10, almacenados internamente para mantener furtividad.
- Flota: Entre 210 y 250 unidades en 2023, operadas por 12 brigadas aéreas de la PLAAF.
- Despliegue: Patrullas regulares en el Mar de China Oriental y Meridional, ejercicios en Taiwán.
Lecciones del J-10 aplicadas al J-20
El J-10 Vigorous Dragon sirvió como base tecnológica y operativa para el desarrollo del J-20. Introducido en la década de 2000, el J-10 fue el primer caza chino en incorporar controles de vuelo fly-by-wire y un diseño aerodinámico avanzado, inspirado parcialmente en el proyecto IAI Lavi israelí. Su configuración de ala en delta con canards, diseñada por Song Wencong, influyó en el J-20, que adopta una disposición similar pero con modificaciones para optimizar la furtividad. La experiencia en la producción y operación del J-10 permitió a la Chengdu Aircraft Corporation perfeccionar procesos de fabricación y sistemas de integración, esenciales para un proyecto tan ambicioso como el J-20.
El J-10 también proporcionó lecciones tácticas. Durante ejercicios, los pilotos de J-10 desarrollaron maniobras de combate a corta y media distancia, que se adaptaron para el J-20 en enfrentamientos más allá del alcance visual. Sin embargo, mientras el J-10C, equipado con radar AESA y misiles PL-15, representa una mejora significativa sobre las primeras variantes, su falta de furtividad lo hace vulnerable frente a cazas de quinta generación. El J-20, por su parte, está diseñado para operar en entornos hostiles, ejecutando misiones de ataque a tierra y superioridad aérea con mayor autonomía y letalidad.
La transición del J-10 al J-20 no implica la obsolescencia del primero. La PLAAF continúa modernizando el J-10, con variantes como el J-10C equipadas con el motor WS-10B y capacidades de 4.5 generación. Sin embargo, el J-20 asume roles estratégicos clave, como patrullas marítimas y ejercicios de combate nocturno, que el J-10 no puede cumplir debido a sus limitaciones tecnológicas. En 2024, el J-20 participó en simulaciones contra el F-35 en entrenamientos de fuerza opuesta, demostrando su capacidad para integrar datos en tiempo real con otras ramas del Ejército Popular de Liberación.

El desarrollo del motor WS-15, exclusivo para el J-20, marca otra diferencia significativa. Aunque los primeros J-20 usaron motores AL-31F rusos, similares a los del J-10, los modelos recientes incorporan el WS-10C chino, y las pruebas del WS-15 en 2024 sugieren que pronto alcanzará supercrucero, una capacidad que el J-10 nunca tendrá. Este avance reduce la dependencia de China de tecnología extranjera, un problema que afectó al J-10 en sus primeras versiones.
Impacto estratégico del J-20 en la región Asia-Pacífico
El despliegue del J-20 en las cinco comandancias teatrales de la PLAAF, incluyendo interceptaciones en el Mar de China Oriental, subraya su rol en la estrategia de proyección de poder de China. En mayo de 2024, los J-20 realizaron ejercicios alrededor de Taiwán durante el ejercicio Joint Sword 2024, demostrando su capacidad para operar en entornos disputados. Esta presencia ha llevado a países como Japón y Corea del Sur a acelerar la adquisición de F-35, mientras que India avanza en su propio caza de quinta generación, el HAL AMCA.
El J-20 también ha generado preocupación en Estados Unidos, donde la Fuerza Aérea monitorea su creciente flota. A diferencia del J-10, que no representa una amenaza significativa para cazas stealth, el J-20, con su misil PL-15 de largo alcance, podría superar al AIM-120 AMRAAM estadounidense en alcance, otorgándole una ventaja en enfrentamientos a distancia. La ausencia de un cañón en el J-20, a diferencia del J-10, refleja su enfoque en combates a largo alcance, aunque algunos analistas consideran esta omisión una limitación en escenarios de dogfight.

La producción del J-20, con un estimado de 70 unidades inducidas solo en 2023, supera la tasa de producción del F-35 en Estados Unidos, que enfrenta retrasos y costos crecientes. China planea alcanzar una flota de 1,000 J-20 para principios de la década de 2030, un objetivo que refuerza su ambición de dominar el espacio aéreo regional. Mientras tanto, el J-10 sigue siendo exportado, con países como Pakistán operando el J-10CE, pero carece del impacto estratégico del J-20 en el escenario global.
El Chengdu J-20 Mighty Dragon no solo sucede al J-10 en términos operativos, sino que redefine las capacidades de la PLAAF. Su diseño, influenciado por las lecciones del J-10, combina avances tecnológicos con una visión estratégica para competir con las potencias aéreas occidentales. A medida que China continúa modernizando su flota, el J-20 se consolida como un símbolo de su ascenso militar, mientras el J-10 permanece como un componente fiable pero secundario en su arsenal.