WASHINGTON, EE. UU. – China obtiene la capacidad de producir 50 cabezas nucleares al año. La “asociación ilimitada” entre Moscú y Pekín, anunciada durante la visita del presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, garantiza el poder nuclear de China durante décadas.
Ya se han realizado las primeras entregas rusas de uranio altamente enriquecido. A finales del año pasado ya llegaron a China 25 toneladas de uranio altamente enriquecido ruso. El uranio estaba destinado al CFR-600 de China, una instalación de reactores rápidos. Estas instalaciones no utilizan agua, sino metal líquido, dicen los expertos, y consiguen los resultados finales con extrema rapidez.
Es el rápido funcionamiento del CFR-600 lo que preocupa a Washington. Según expertos estadounidenses citados por Bloomberg, el CFR-600 puede producir hasta 50 cabezas nucleares al año. Sin embargo, según otros, China podrá disponer de 700 ojivas nucleares a finales de 2027. Según otras estimaciones, hasta 1.500 cabezas nucleares a finales de 2035.
700 armas nucleares
La cifra de 700 apareció por primera vez en 2021 en un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos en el que se examinaban las capacidades nucleares de China. Esta cifra se infla enormemente en sólo doce meses, cuando el mismo informe, pero para 2020, predecía mucho menos. El informe de 2021 sugiere que China ya tiene al menos 400 cabezas nucleares hasta la fecha.
Los funcionarios estadounidenses están de los nervios. El público en general siguió el comportamiento de los dos líderes en relación con la guerra de Ucrania. Sin embargo, la atención debía dirigirse en otra dirección: el acuerdo firmado sobre el desarrollo sostenible de los llamados reactores de neutrones rápidos.
Fue esta preocupación la que el secretario de Estado, Anthony Blinken, expresó la semana pasada durante una audiencia en el Congreso. “Hablaron de una asociación sin límites”, refiriéndose a la nueva cooperación nuclear entre Rusia y China.
No es de extrañar que pronto veamos otro paquete de sanciones estadounidenses a Rusia, pero esta vez irán directamente dirigidas al gigante ruso de la energía nuclear Rosatom. Ya el año pasado se pidieron sanciones similares, pero la administración del presidente estadounidense Joe Biden no las adoptó. La opinión general en el Congreso estadounidense tras la reunión entre Putin y Jinping era que Washington debía “sacar el látigo” contra Rosatom.
El plutonio se utiliza para armas nucleares
Según diversos comentarios, la cooperación en energía nuclear entre los dos países asiáticos hace tiempo que dejó de ser sólo en energía civil. Debe prestarse especial atención a los reactores de desmilitarización de plutonio de China.
“El plutonio se utiliza para fabricar armas”, declaró en marzo el Sr. John Plumb, Subsecretario de Defensa estadounidense. Según el Sr. Plumb, el suministro de uranio enriquecido de Rusia a China significa que Pekín ampliará enormemente su potencial nuclear.
El “material fisible” es extremadamente peligroso y los Estados nucleares, que en principio deberían ser los responsables, no deberían compartirlo para alimentar sus programas nucleares, comentó un alto funcionario del Departamento de Estado estadounidense, citado por Eur Asian Times.
Sin embargo, Pekín se opone a la opinión de Washington, especialmente en lo que se refiere a la controvertida central CFR-600. Los chinos afirman que la CFR-600 no tiene nada que ver con la industria armamentística. Su principal objetivo es la electricidad para la población civil, en el marco del ambicioso plan de Pekín de sustituir a EE. UU. como principal proveedor de energía nuclear.
Sin embargo, EE. UU. cree que la entrega en diciembre de 25 toneladas de uranio enriquecido de alto grado para el CFR-600 es la base del nuevo programa de armas nucleares de China. Según cálculos preliminares, en 12 años Pekín habrá adquirido cuatro veces más armas nucleares de las que se suponía hace tan sólo un año.
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Por ahora, el consenso general es que todo esto entra en el terreno de las conjeturas. ¿Por qué? Porque el acuerdo de suministro de uranio para el CFR-600 sigue siendo secreto y no público. Es el secretismo que rodea al acuerdo lo que hace especular con la posibilidad de que en algún momento parte de los suministros se destinen al inicio del nuevo programa de armas nucleares de China.
Aún más inquietante es el siguiente hecho: desde la imposición de sanciones económicas a Rusia por su invasión de Ucrania, las exportaciones nucleares de Moscú se han multiplicado varias veces.
Rusia sigue siendo el mayor proveedor mundial de combustible y reactores nucleares. Las sanciones no cambiaron nada en cuanto al desarrollo nuclear de la Federación Rusa, simplemente hicieron que Moscú buscara nuevos socios, que de hecho encontró.