El nuevo radar militar JY-27V de China, revelado en 2025, apunta a detectar cazas furtivos estadounidenses como el F-22 Raptor y F-35 Lightning II.
Radar JY-27V: China desafía la tecnología furtiva estadounidense
El 20 de mayo de 2025, China presentó un avanzado sistema de radar militar, el JY-27V, diseñado para detectar cazas furtivos de quinta generación como el F-22 Raptor y el F-35 Lightning II de Estados Unidos. Según medios estatales chinos, este radar, exhibido en la Exposición Mundial de Detección y Rastreo por Radio en Hefei, Anhui, utiliza tecnología de ondas de muy alta frecuencia (VHF) para contrarrestar las características de baja observabilidad de estas aeronaves. La revelación del sistema, desarrollado por la Corporación de Ciencia y Tecnología Electrónica de China (CETC), marca un paso significativo en los esfuerzos de Beijing por desafiar la superioridad aérea estadounidense en regiones disputadas.
El JY-27V, una evolución del anterior JY-27A, incorpora mejoras sustanciales, incluyendo una antena más grande, mayor potencia de apertura y algoritmos de inteligencia refinados. Su diseño móvil, montado en un camión militar, permite un despliegue rápido. La antena de matriz activa de escaneo electrónico (AESA) puede desplegarse y replegarse en minutos, ofreciendo flexibilidad operativa en escenarios de combate. Según Xu Haizhou, científico de CETC, el mecanismo de plegado automático es “suave y silencioso”, lo que facilita una evacuación rápida tras su uso. Esta movilidad mejora la capacidad de China para reposicionar el radar y evitar contramedidas enemigas.
La tecnología VHF del JY-27V opera con ondas de entre 1 y 10 metros de longitud, a diferencia de las frecuencias de banda X más cortas, que son las que los diseños furtivos están optimizados para evadir. Estas ondas más largas interactúan de manera diferente con los recubrimientos absorbentes de radar, detectando componentes estructurales mayores de las aeronaves, como alas o colas, lo que genera ecos más fuertes. Aunque los radares VHF ofrecen menor precisión en comparación con los de banda X, su capacidad para detectar objetivos furtivos a distancias de hasta 180 kilómetros, según fuentes chinas, representa una amenaza potencial para las operaciones de Estados Unidos en el Indo-Pacífico.
La integración del JY-27V con otros sensores y redes de defensa aérea fortalece la conciencia situacional de China. Esta capacidad obliga a las fuerzas estadounidenses a ajustar tácticas, como depender más de la guerra electrónica, vuelos a baja altitud o armas de largo alcance. Cada una de estas opciones implica costos operativos, como mayor consumo de combustible o menor flexibilidad en las misiones. La aparición del radar se suma a otros desarrollos chinos, como el satélite de radar de apertura sintética Ludi Tance, desplegado en 2023, que puede monitorear un tercio de la superficie terrestre desde una órbita de 22,000 millas.
Datos clave del radar JY-27V y su impacto
- Tecnología VHF: Usa ondas largas para detectar estructuras de cazas furtivos, contrarrestando recubrimientos absorbentes de radar.
- Movilidad: Montado en camión, con antena AESA que se despliega en minutos para operaciones rápidas.
- Alcance: Fuentes chinas afirman un rango de detección de hasta 180 km para objetivos furtivos.
- Integración: Compatible con redes de defensa aérea, mejorando la respuesta ante amenazas aéreas.
- Exhibición: Presentado en la Exposición Mundial de Detección y Rastreo por Radio, Hefei, mayo de 2025.
Contexto tecnológico y estratégico del JY-27V
La inversión de China en tecnologías anti-furtivas no es nueva. Informes de 2023 ya indicaban avances en radares como el JY-26, diseñado para rastrear aeronaves avanzadas como el F-22 y el F-35. El JY-27V representa un refinamiento de estas capacidades, con un enfoque en la detección de plataformas estadounidenses que dependen de su baja observabilidad para penetrar espacios aéreos disputados. La Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación ha priorizado estos desarrollos para contrarrestar la ventaja tecnológica de Estados Unidos en un posible conflicto, especialmente en regiones como el Mar de China Meridional o cerca de Taiwán.
El F-22 Raptor, diseñado por Lockheed Martin, es un caza de superioridad aérea con un diseño optimizado para combates aire-aire, mientras que el F-35 Lightning II es un avión polivalente con capacidades de ataque a tierra y reconocimiento. Ambos dependen de una sección transversal de radar reducida, comparable al tamaño de una pelota de ping-pong, para evadir detección. Sin embargo, expertos como Billie Flynn, excomandante de la Fuerza Aérea Real Canadiense y empleado de Lockheed, han señalado que la furtividad no los hace invisibles, sino difíciles de detectar a largas distancias. La capacidad del JY-27V para explotar las limitaciones de estas tecnologías plantea un desafío directo.
Además del JY-27V, China ha explorado otras soluciones para contrarrestar aeronaves furtivas. Un estudio publicado en febrero de 2025 por el South China Morning Post reveló que los investigadores chinos identificaron una vulnerabilidad en el F-35: su columna de escape, que alcanza temperaturas cercanas a 1,000 Kelvin, emite radiación infrarroja detectable a casi 2,000 kilómetros por dirigibles estratosféricos. Este enfoque, combinado con el radar VHF, sugiere una estrategia multifacética para reducir la eficacia de los cazas estadounidenses.
La presentación del JY-27V también coincide con debates en Estados Unidos sobre el futuro de sus cazas de quinta generación. En marzo de 2025, Boeing ganó un contrato de más de 20 mil millones de dólares para desarrollar el F-47, un caza de sexta generación destinado a reemplazar al F-22 para 2030. Mientras tanto, Lockheed Martin busca mejorar el F-35 con tecnologías derivadas de su fallida oferta para el F-47, con el objetivo de ofrecer un “caza de quinta generación plus” que mantenga su relevancia frente a amenazas emergentes como el JY-27V.
Implicaciones globales y desarrollos relacionados
La revelación del JY-27V intensifica la carrera tecnológica entre China y Estados Unidos en el ámbito militar. La capacidad de detectar cazas furtivos no solo afecta las operaciones estadounidenses, sino también a los aliados de Washington que operan el F-35, incluyendo Australia, Japón, Corea del Sur e Israel, entre otros. Desde 2006, se han construido más de 1,130 F-35, utilizados por 19 países, lo que subraya la importancia global del programa. La aparición de sistemas como el JY-27V podría obligar a estos operadores a reconsiderar sus estrategias de despliegue.
Por otro lado, China ha complementado sus avances en radares con mejoras en sus propios cazas de quinta generación, como el J-20 Mighty Dragon y el J-35, ambos con configuraciones de doble motor. Estos desarrollos, junto con el JY-27V, reflejan un esfuerzo integral para cerrar la brecha tecnológica con Estados Unidos. Además, innovaciones como el uso de técnicas de tejido de seda de 3,000 años para mejorar los recubrimientos furtivos de sus aeronaves muestran la combinación de tradición y modernidad en los esfuerzos de Beijing.
El JY-27V no opera en aislamiento. Su integración con sistemas de defensa aérea más amplios, junto con otros sensores como radares de órbita y dirigibles estratosféricos, sugiere que China está construyendo una red de detección robusta. Esta red podría complicar las operaciones aéreas de Estados Unidos y sus aliados en escenarios de alta intensidad, particularmente en el Indo-Pacífico, donde las tensiones geopolíticas persisten.
En respuesta, Estados Unidos continúa invirtiendo en contramedidas. El F-35, por ejemplo, cuenta con un avanzado conjunto de guerra electrónica que puede interferir o inhibir radares enemigos. Además, propuestas como el F-55, un caza de doble motor planteado por el presidente Donald Trump en mayo de 2025, y mejoras al F-22 Super buscan mantener la ventaja tecnológica estadounidense. Sin embargo, el costo de estas iniciativas, junto con el debate sobre la retirada del F-22, plantea preguntas sobre la viabilidad a largo plazo de estas estrategias frente a los rápidos avances de China.