Los portaaviones de la Armada estadounidense son vulnerables al rastreo y ataque por las avanzadas tecnologías chinas.
Capacidades A2/AD de China representan una amenaza significativa
Los avances de China en capacidades de antiacceso/denegación de área (A2/AD) suponen una amenaza significativa para los portaaviones de la Armada estadounidense, volviéndolos cada vez más susceptibles a ser localizados y atacados. La Armada de Estados Unidos valora enormemente su flota de 11 portaaviones, que incluye 10 de la clase Nimitz de propulsión nuclear y uno más reciente, el Gerald R. Ford, también de propulsión nuclear. La inversión en nuevos portaaviones de la clase Gerald R. Ford asciende a miles de millones de dólares. Estos portaaviones, que pueden alcanzar velocidades de hasta 30 nudos, son considerados por sus defensores como extremadamente difíciles de rastrear y derribar por las armas antibuque. Sin embargo, esta percepción no es del todo precisa. Naciones como China, con capacidades tecnológicas avanzadas y un ejército en constante modernización, están representando una amenaza creciente para las plataformas estadounidenses.
Durante años, China ha estado desarrollando sus sistemas A2/AD, que presentan un serio riesgo para cualquier buque de guerra estadounidense, incluidos los portaaviones, que se acerque a las zonas donde estos sistemas están desplegados. Esta realidad es bien conocida tanto por la Armada como por el Congreso de Estados Unidos. A pesar de ello, en Washington no se están tomando medidas significativas para desarrollar contramedidas efectivas que protejan la flota de superficie o para redirigir el enfoque hacia unidades más difíciles de detectar, como los submarinos.
Una de las principales preocupaciones es la capacidad de China para rastrear estos portaaviones a pesar de su velocidad. Cuanto mejor sea su capacidad de seguimiento, mayor será la probabilidad de que logren impactarlos con sus armas antibuque. Harrison Kass destacó recientemente que en 2015, la Armada china logró rastrear al USS Ronald Reagan, un portaaviones de la clase Nimitz, mientras navegaba por el Mar de Japón. Utilizando un submarino diésel de la clase Kilo, considerablemente menos costoso y sofisticado, la Armada china pudo seguir al portaaviones durante aproximadamente medio día. Este incidente, ocurrido en octubre de 2015, tuvo lugar en un contexto de crecientes tensiones entre los buques de guerra de ambas naciones en la región, así como interceptaciones peligrosas entre sus aviones militares.
China utiliza satélites inteligentes para rastrear portaaviones
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En junio de 2021, China afirmó haber utilizado uno de sus satélites “inteligentes”, equipado con inteligencia artificial, para rastrear al portaaviones USS Harry S. Truman durante ejercicios frente a la costa de Long Island, Nueva York. Según China, este satélite proporcionaba en tiempo real las coordenadas del portaaviones a Pekín, indicando que se ha encomendado a estos satélites la tarea de seguir no solo al USS Harry S. Truman, sino a todos los portaaviones estadounidenses. La capacidad de estos satélites para monitorear portaaviones incluso en el Atlántico, cerca de la costa este de Estados Unidos, sugiere que estos buques no tendrán refugio si se acercan a las áreas vigiladas por los sistemas A2/AD chinos, muchos de los cuales tienen un alcance de 1,000 kilómetros.
Este sistema satelital “inteligente” es relativamente nuevo y refleja los avances significativos de China en inteligencia artificial, pese a las críticas occidentales. Anteriormente, el ejército chino necesitaba analizar grandes volúmenes de datos sobre la ubicación de los portaaviones estadounidenses; ahora, los sistemas de inteligencia artificial pueden procesar estos datos con rapidez y eficiencia, proporcionando información en vivo a los estrategas navales de Pekín.
La dedicación de China a destruir portaaviones estadounidenses, comenzando por su rastreo, llevó al presidente Xi Jinping a crear en 2015 la Fuerza de Apoyo Estratégico (SSF, por sus siglas en inglés). El Pentágono considera que la SSF es responsable del uso de tecnologías avanzadas, incluida la inteligencia artificial, para rastrear portaaviones estadounidenses. Además, en el ámbito de tecnologías más simples, se cree que la SSF está a cargo de una sofisticada operación de vigilancia basada en globos. El año pasado, estos globos, que violaron el espacio aéreo estadounidense, formaban parte de un programa más amplio desplegado en el Mar de China Meridional.
Riesgos de vigilancia con globos y rastreo de portaaviones
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Estos globos de bajo costo y tecnología flotan silenciosamente, rastreando las estelas de los barcos que pasan, lo que permite a los analistas de inteligencia identificar si se trata de buques de guerra estadounidenses, incluidos portaaviones. En resumen, los portaaviones no tienen refugio dentro del alcance de los territorios del Indopacífico que China ambiciona.
La capacidad mejorada del ejército chino para rastrear portaaviones en tiempo real aumenta la probabilidad de que sus sistemas A2/AD los destruyan en combate. La pérdida o daño de estos portaaviones socavaría significativamente la capacidad de proyección de poder de Estados Unidos y tendría un impacto psicológico devastador en Occidente, posiblemente forzando a los estadounidenses a adoptar una postura más conciliadora con China.
Es inconcebible que, conociendo estas amenazas, Washington siga invirtiendo en portaaviones costosos y potencialmente obsoletos, en lugar de aumentar su flota de submarinos. Sin un cambio radical hacia la priorización de submarinos, Estados Unidos corre el riesgo de perder un conflicto naval con China.