El 19 de septiembre, el Consejo de Seguridad de Rusia afirmó que Pekín y Moscú habían llegado a un acuerdo sobre la “futura cooperación militar”, con énfasis en los simulacros y los contactos de alto nivel.
La declaración de Moscú se produce tras una reunión celebrada la semana pasada en la que el presidente Vladimir Putin se vio obligado a abordar en público las preocupaciones chinas sobre su actual invasión de Ucrania y sus efectos en otros países.
El anuncio del Consejo de Seguridad ruso no fue confirmado inmediatamente por los chinos.
Según la agencia de seguridad rusa, “las partes acordaron impulsar la cooperación militar centrándose en ejercicios y patrullas conjuntas, así como en ampliar los contactos entre los [respectivos] estados mayores”.
Nikolai Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad ruso, se encuentra ahora en China para mantener conversaciones.
A pesar de que la invasión rusa de su vecino postsoviético más pequeño se produjo apenas unas semanas después de que Xi Jinping y Putin prometieran una relación chino-rusa “sin limitaciones”, el presidente chino se ha abstenido de denunciarla.
Sin embargo, ha aconsejado “control” y ha afirmado que Pekín está dispuesto a desempeñar un papel de liderazgo para guiar al mundo por la senda del desarrollo estable, durante su primera reunión desde que comenzó la incursión en Ucrania a finales de febrero.
El 15 de septiembre, Putin dijo en una conferencia de seguridad regional en Uzbekistán: “Valoramos mucho el enfoque equilibrado de nuestros socios chinos en lo que respecta a la situación de Ucrania”.
Recibimos sus preocupaciones y consultas al respecto, continuó.
El respaldo de Pekín se considera en gran medida crucial para Moscú, que necesita mercados para sus exportaciones de energía y fuentes para importar artículos de alta tecnología, dadas las sanciones internacionales sin precedentes dirigidas a Rusia.