La clase Ford, explicada: Tras años de desafíos y controversias, los portaaviones de la clase Ford de la Marina estadounidense han llegado para marcar una nueva era en la proyección del poder marítimo. A pesar de las críticas y el cuestionamiento, es necesario evaluar el alcance y los logros de esta imponente flota.
La ambiciosa apuesta tecnológica
La clase Ford ha superado numerosos obstáculos en su trayectoria. Su mayor virtud y defecto reside en la audacia de integrar múltiples tecnologías sin precedentes en una sola plataforma.
La introducción de propulsión electromagnética, automatización informática de vanguardia, elevadores eléctricos de armamento y una potencia eléctrica sin igual ha revolucionado el concepto de los portaaviones.
Redefiniendo la eficiencia
Las críticas se han centrado en el coste del proyecto, pero se ha pasado por alto que este incluye gastos «no recurrentes» de ingeniería y desarrollo que beneficiarán a toda la clase Ford, generando ahorros significativos durante décadas.
La automatización informática ha reducido la tripulación en 900 marineros y ahorrará hasta 4.000 millones de dólares a lo largo de la vida útil de cada buque.

Un salto cualitativo
Los beneficios económicos también se hacen evidentes en el mantenimiento y sostenimiento a largo plazo. Los sistemas de lanzamiento de aeronaves electromagnéticos (EMAL) minimizan el desgaste de los fuselajes, mientras que los elevadores eléctricos agilizan las operaciones de repostaje y rearme. Estas mejoras no solo aumentan la letalidad y la eficacia en campañas aéreas, sino que también reducen costes al permitir un mayor número de misiones con una sola nave.
El triunfo ante las pruebas de choque
El USS Ford ha demostrado su capacidad de supervivencia en pruebas de choque, resistiendo el impacto de diversas bombas. Este hito ha sido aclamado tanto por expertos de la industria como por la Armada, confirmando el éxito de la integración de las nuevas tecnologías en el buque.
El desarrollo de la clase Ford ha estado marcado por dificultades financieras y tensiones, pero es imprescindible reconocer la magnitud de este logro. La consolidación de tantas innovaciones en una única plataforma es un cambio trascendental en la modernización de la guerra marítima, un acontecimiento que será estudiado por los historiadores durante muchos años.
La clase Ford despierta admiración y críticas en igual medida. Sus avances tecnológicos y su enfoque en la eficiencia representan un salto cualitativo en el ámbito bélico. A medida que estos colosos de los mares surcan las aguas, la clase Ford se consolida como el futuro de la proyección del poder marítimo.