El programa de radar del bombardero B-52J supera costos, activa la Ley Nunn-McCurdy y enfrenta posible reducción de alcance.
Modernización del B-52J enfrenta revés por costos de radar
El programa de modernización de los bombarderos B-52 Stratofortress de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos sufrió un revés significativo en mayo de 2025, cuando los costos del Programa de Modernización de Radar (RMP) superaron el umbral de la Ley Nunn-McCurdy, obligando a una notificación al Congreso. La ley exige informar cuando los costos unitarios de un programa aumentan más del 15% sobre la línea base aprobada. El incremento, reportado como no crítico pero significativo, llevó a la Fuerza Aérea a considerar reducir el alcance del programa para controlar el presupuesto. William Costello, subsecretario de la Fuerza Aérea, afirmó: “No creemos estar cerca de un incumplimiento crítico, pero superamos el umbral significativo y trabajamos para informar al Congreso”.
El RMP, liderado por Raytheon bajo contrato con Boeing, busca reemplazar los sistemas de radar obsoletos de los B-52H con un radar de matriz activa de escaneo electrónico (AESA) basado en el AN/APG-79, usado en los cazas F/A-18 Super Hornet. Este radar mejora la detección, mapeo terrestre y capacidades de guerra electrónica, esenciales para mantener la relevancia del bombardero en entornos modernos. Sin embargo, el programa enfrenta retrasos, con la Milestone C, que marca la producción a gran escala, ahora proyectada para el cuarto trimestre de 2026.
Los costos del RMP se estimaron inicialmente en 2,560 millones de dólares, pero el incremento del 15% activó la revisión del Congreso. La falta de transparencia sobre la magnitud exacta del sobrecosto generó críticas, especialmente porque el programa es parte de una modernización más amplia del B-52J, que incluye nuevos motores Rolls-Royce F130, aviónica actualizada y sistemas de comunicación. Estos retrasos y sobrecostos afectan la capacidad de la Fuerza Aérea para alinear el B-52J con su estrategia de una flota de dos bombarderos junto al B-21 Raider.
El B-52J, redesignación de los B-52H modernizados, busca extender la vida útil del bombardero hasta la década de 2050. La Fuerza Aérea planea mantener 76 B-52J operativos, complementando al menos 100 B-21 Raider, un bombardero stealth diseñado para misiones de penetración en espacios aéreos disputados. Mientras el B-21 no alcance su capacidad operativa completa hasta finales de la década de 2030, el B-52J será crucial para misiones de ataque a distancia, lanzando misiles desde fuera de zonas de alta amenaza.

Datos clave sobre el programa de radar B-52J
- El RMP instala un radar AESA AN/APG-79, adaptado de cazas F/A-18, para mejorar detección y guerra electrónica.
- Costos iniciales: 2,560 millones de dólares; aumento del 15% activó la Ley Nunn-McCurdy en abril de 2025.
- Raytheon desarrolla el radar; Boeing integra las modernizaciones del B-52J.
- Retraso en Milestone C: proyectado para 4QFY26, un año después de lo planeado.
- La modernización extiende la vida del B-52 hasta 2050, con 76 unidades operativas.
Retos en la modernización del B-52J y su impacto estratégico
El RMP no es el único componente de la modernización del B-52J que enfrenta desafíos. La integración de los motores Rolls-Royce F130, que reemplazan los antiguos TF33, avanza tras superar la revisión crítica de diseño en diciembre de 2024. Estos motores ofrecen mayor alcance, menor consumo de combustible y reducción de mantenimiento, pero su integración requiere modificaciones en pilones, cableado y sistemas digitales, lo que retrasa la capacidad operativa inicial del B-52J hasta 2033, tres años después de lo previsto.
Otros upgrades incluyen nuevos sistemas de navegación, comunicación y pantallas de cabina modernizadas. La Fuerza Aérea también evalúa reducir la tripulación de cinco a cuatro miembros, mejorando la eficiencia operativa. Sin embargo, la complejidad de integrar estas mejoras, junto con los sobrecostos del radar, tensiona el presupuesto de defensa. El Government Accountability Office (GAO) advirtió que los retrasos en el B-52J podrían limitar los beneficios de las modernizaciones, especialmente frente a competidores como China, que desarrolla capacidades de defensa aérea avanzadas.
La Fuerza Aérea enfrenta presión para equilibrar la modernización del B-52J con la adquisición del B-21 Raider, cuya producción es prioritaria pero costosa. La decisión de retirar los bombarderos B-1 Lancer y B-2 Spirit en la década de 2030 refuerza la dependencia en el B-52J como plataforma de ataque a distancia. El Congreso ahora revisará el RMP para determinar si el programa justifica su costo o si requiere reestructuración, una decisión que podría afectar la preparación estratégica de la Fuerza Aérea.
El B-52 Stratofortress, operativo desde la década de 1960, ha demostrado versatilidad en misiones convencionales y nucleares. Su capacidad para llevar misiles de crucero, como el AGM-158 JASSM, lo mantiene relevante, pero los retrasos y sobrecostos del B-52J generan debate sobre la viabilidad de modernizar una plataforma de más de 70 años frente a la inversión en nuevas tecnologías.
Contexto histórico y futuro del B-52 en la Fuerza Aérea

El B-52 Stratofortress, apodado BUFF (Big Ugly Fat Fellow), entró en servicio en 1952 y se convirtió en un pilar de la disuasión nuclear durante la Guerra Fría. De los 102 B-52H entregados entre 1961 y 1963, 76 permanecen operativos, basados principalmente en Barksdale AFB, Luisiana, y Minot AFB, Dakota del Norte. Su diseño robusto permite actualizaciones continuas, pero la edad de los sistemas originales, como los radares y motores TF33, exige reemplazos costosos.
La modernización del B-52J responde a la necesidad de mantener una flota de bombarderos capaz de operar en entornos de alta amenaza hasta 2050. La Fuerza Aérea planea usar el B-52J junto al B-21 Raider en misiones complementarias: el B-52J para ataques a distancia y el B-21 para penetración stealth. Ejercicios recientes, como SPARTAN MACE con Italia y Bomber Task Force 25-2 en Noruega, demuestran la interoperabilidad del B-52 con aliados, reforzando su rol en la proyección de poder global.
El RMP y otros programas de modernización enfrentan escrutinio por su impacto en el presupuesto de defensa, especialmente cuando la Fuerza Aérea invierte en plataformas de próxima generación como el Collaborative Combat Aircraft (CCA), un sistema de drones que podría operar con el B-52J. La resolución del incumplimiento de la Ley Nunn-McCurdy determinará si el RMP continúa como está, se reduce en alcance o se reestructura, afectando el cronograma y las capacidades del B-52J.
La historia del B-52 refleja su adaptabilidad, desde misiones de bombardeo en Vietnam hasta operaciones recientes en Oriente Medio. Sin embargo, los desafíos actuales destacan la dificultad de modernizar una plataforma icónica mientras se priorizan recursos para futuros sistemas. La Fuerza Aérea debe balancear estos factores para garantizar que el B-52J cumpla su rol en la estrategia de defensa de Estados Unidos hasta mediados de siglo.