Dos cazas F-22 Raptor de las Fuerzas Aéreas estadounidenses aterrizaron en la base aérea de Clark (Filipinas) a principios de marzo, marcando la primera vez que el caza de superioridad aérea de quinta generación ha sido desplegado en la nación del sudeste asiático.
El despliegue resalta el estrechamiento de los lazos en materia de defensa entre Washington y Manila y se produce cuando EE.UU. se ha comprometido a respaldar a Filipinas en el mar de China Meridional.
Un estrechamiento de lazos entre Washington y Manila
La instalación en la que aterrizaron los cazas destaca por haber formado parte en su día de la mayor base estadounidense en el extranjero.
La Embajada de Estados Unidos en Filipinas señaló que los pilotos estadounidenses y filipinos hablaron sobre entrenamiento, capacidades de las aeronaves y futura colaboración.
Los aviones de combate de EE. UU. operaron con sus homólogos filipinos en una serie de sobrevuelos a baja altitud, maniobras de combate aéreo y entrenamiento en formación.
Los dos países tienen un Acuerdo de Cooperación para la Defensa Reforzada que permite a las fuerzas estadounidenses aumentar su presencia rotando a un puñado de lugares predeterminados.
La Constitución filipina prohíbe el asentamiento permanente de tropas extranjeras. El Acuerdo concede a las fuerzas estadounidenses acceso a una serie de campos militares.
Renovación de la base de Basa
El Acuerdo es un pilar clave de la alianza entre Estados Unidos y Filipinas, que apoya el entrenamiento combinado, los ejercicios y la interoperabilidad entre sus fuerzas.
La base aérea de Basa, en Pampanga, en la isla de Luzón, acaba de iniciar una renovación de su pista de aterrizaje por valor de 25 millones de dólares, en preparación para ser utilizada como centro de ejercicios de fuerzas conjuntas y asistencia humanitaria.
El giro hacia unas relaciones más amistosas se produce cuando el ex presidente filipino Rodrigo Duterte amenazó con romper las relaciones militares con Washington mientras buscaba fortalecer las relaciones con China y Rusia.
El presidente filipino Ferdinand Marcos ha trabajado para descongelar las relaciones con Washington.