Los portaaviones de la Armada de los Estados Unidos, históricamente pilares de la estrategia naval global, ahora enfrentan incrementadas amenazas derivadas de tecnologías avanzadas como misiles hipersónicos y tácticas de anti-acceso/denegación de área (A2/AD), así como enjambres de drones.
A pesar de contar con 11 de los portaaviones más sofisticados del planeta, los Estados Unidos lidian con el desafío representado por las denominadas armas “asesinas de portaaviones” desarrolladas por China, como el misil DF-21, capaz de impactar objetivos a más de 1.000 millas de distancia de la costa.
Adicionalmente, las inversiones de Rusia y China en misiles hipersónicos, capaces de superar velocidades de Mach 5.0, agregan complejidad al panorama de seguridad. No obstante, la Armada estadounidense está recalibrando sus tácticas para preservar su hegemonía y responder efectivamente a estas amenazas nacientes.
Nuevas amenazas para los gigantes del mar
Misil/Sistema | País de Origen | Alcance | Velocidad Máxima | Características Clave |
---|---|---|---|---|
DF-21 | China | > 1.000 millas | No especificada | Misil balístico de alcance medio, parte de las capacidades A2/AD |
DF-17 | China | 1.600 km | No especificada | Balístico de mediano alcance, vehículo de planeo hipersónico |
DF-14 | China | No especificada | No especificada | Balístico intercontinental, vehículo de planeo hipersónico |
Kinzhal | Rusia | Al menos 300 millas | Mach 10 | Misil balístico, diseñado para realizar maniobras imprevistas en vuelo |
Zircon | Rusia | No especificada | No especificada | Capaz de atacar objetivos terrestres y navales |
Considerados los bastiones móviles de la fuerza naval, los portaaviones estadounidenses han sostenido su papel como núcleos de las flotas de combate durante décadas, desplegando aviones de guerra, helicópteros y otras aeronaves esenciales en cualquier punto del globo donde se requieran.
Sin embargo, la aparición de nuevas tecnologías como las armas hipersónicas, enjambres de drones y tácticas A2/AD ponen en riesgo la continuidad de su dominio marítimo.
La habilidad de proyectar poder militar mediante fuerzas aéreas desplegadas en estos colosos ha sido clave para que Estados Unidos conserve la supremacía en los mares. La Armada opera en la actualidad 11 de estos gigantescos aeródromos flotantes, considerados los más avanzados globalmente.
Aunque China cuenta con solo tres portaaviones, el Ejército Popular de Liberación se enfoca intensamente en el desarrollo de armamento capaz de neutralizar estas imponentes estructuras flotantes.
Mientras Beijing aún necesita tiempo para igualar el número y capacidad de los portaaviones estadounidenses, su enfoque estratégico en estas tecnologías podría alterar el equilibrio de poder naval en el futuro.
Evolución de las capacidades A2/AD chinas frente a la presencia estadounidense
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El misil DF-21 de China, concebido para obstaculizar la intervención estadounidense en conflictos regionales, sigue siendo un pilar de las estrategias de anti-acceso/denegación de área (A2/AD) del Ejército Popular de Liberación (EPL). Este sistema, que sucedió al Dong Feng-2, fue desarrollado inicialmente en la década de 1990.
Según estimaciones recientes del Pentágono, China podría tener en su arsenal más de 1.000 de estos misiles de alcance medio. Su capacidad para golpear blancos marítimos con alta precisión representa un desafío notable para la influencia naval de Estados Unidos en el Pacífico occidental, dado que estos misiles tienen el alcance de impactar portaaviones estadounidenses hasta a 1.000 millas de distancia de la costa.
El DF-21 se caracteriza por su sistema de propulsión sólida y su lanzamiento desde vehículos transportadores-erectores-lanzadores, lo cual le confiere una notable movilidad y capacidad de despliegue rápido. Esta flexibilidad operativa es crucial dado el dinámico entorno de amenazas en el contexto bélico actual.
En el contexto de las tensiones regionales, especialmente en torno a Taiwán, Pekín ha manifestado su intención de asumir el control sobre la isla. En un escenario de conflicto por la soberanía de Taiwán, se prevé que el DF-21 y otros sistemas A2/AD desempeñarían un papel clave para impedir el acceso de fuerzas navales adversarias a los mares del Este y del Sur de China.
Desafíos estratégicos para las aeronaves de combate en portaaviones
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Las aeronaves de combate embarcadas en los portaaviones de la Armada de EE. UU., como el F/A-18 Super Hornet y el F-35 Lightning II, aunque potentes, enfrentan limitaciones en su alcance operativo. Un portaaviones debe posicionarse a más de 1.000 millas de la costa para esquivar los riesgos asociados al misil DF-21. En caso de un ataque, este misil podría ser complementado con capacidades de inteligencia marítima y radares de largo alcance, lo que intensifica las amenazas existentes.
Un informe de 2020 del Servicio de Investigación del Congreso subraya la amenaza creciente que estos misiles balísticos plantean para los intereses estadounidenses en el Mar de China Meridional. Este documento indica que la armada china constituye un desafío significativo para la capacidad de la Marina de EE. UU. de controlar las aguas azules del Pacífico occidental en tiempos de guerra, siendo el primer desafío de esta magnitud desde el fin de la Guerra Fría.
Además, tanto China como Rusia han avanzado en el desarrollo de armas hipersónicas, capaces de superar velocidades de Mach 5.0. Estos misiles, diseñados para realizar maniobras imprevistas durante el vuelo, potencialmente aumentan el peligro para los portaaviones estadounidenses.
El misil balístico ruso Kinzhal, por ejemplo, cuenta con un alcance de al menos 300 millas y una velocidad máxima reportada de Mach 10, lo que refuerza aún más las capacidades estratégicas de adversarios potenciales.
Despliegue de misiles hipersónicos: una amenaza en ascenso
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El desarrollo del misil Zircon en Rusia, que puede alcanzar tanto objetivos terrestres como navales, es un ejemplo palpable de la evolución en armamentos hipersónicos. Por su parte, el arsenal hipersónico de China incluye el DF-17, un misil balístico de mediano alcance que opera con un vehículo de planeo hipersónico, capaz de cubrir una distancia aproximada de 1.600 kilómetros. Además, el misil balístico intercontinental DF-14 también está equipado con un vehículo de planeo hipersónico.
En un posible conflicto en el Mar de China Meridional, estas armas podrían extender significativamente el alcance efectivo del Ejército Popular de Liberación (EPL), planteando una seria amenaza para los portaaviones estadounidenses.
Además, existen alternativas de menor coste que podrían desafiar la integridad de los portaaviones. Los enjambres de drones representan una amenaza creciente para todas las naves de guerra, incluidas las más avanzadas.
Aunque actualmente es improbable que docenas o incluso cientos de drones letales superen los sistemas de defensa antimisiles de los portaaviones de clase Nimitz o Ford, los avances tecnológicos futuros podrían alterar significativamente este panorama.
A pesar de los desafíos emergentes, el portaaviones estadounidense continúa siendo una pieza central en el arsenal de la Armada. La institución ya está adaptando su estrategia para enfrentar y mitigar mejor la amenaza creciente de las capacidades antibuque, asegurando su capacidad de proyectar fuerza y mantener su predominio en los mares.