Ucrania está haciendo uso de su arsenal de la época de la Guerra Fría, en busca de cualquier tipo de armamento capaz de atacar objetivos militares e industriales dentro de Rusia.
Sorprendentemente, se ha encontrado una reserva adicional de drones Tupolev Tu-141/143 de los años setenta, aparatos grandes y robustos, que aún poseen un potencial efectivo. Ucrania los utilizó por última vez hace un año, cuarenta años después de que fueran retirados del arsenal soviético.
Recientemente, han aparecido en las redes sociales fotografías que muestran lo que parecen ser los restos de un Tu-143 en la provincia rusa de Briansk, situada en el norte de Ucrania, lo que evidencia su uso en la actual estrategia ucraniana de realizar ataques profundos contra infraestructuras críticas rusas, incluidas instalaciones petrolíferas, en zonas cercanas a su territorio.
Los modelos Tu-141 y Tu-143, aunque no destacan por su sofisticación —comparados con los primeros aviones de reconocimiento que Estados Unidos utilizó en Vietnam—, son extraordinariamente sencillos y rápidos.
Con un peso de siete toneladas y una longitud de 47 pies, son capaces de transportar ojivas nucleares de varios cientos de libras, lo que los hace mucho más destructivos que otros aviones no tripulados de diseño ucraniano inspirados en modelos rusos, como el Shahed de 440 libras.
Despliegue de drones de la Guerra Fría en el escenario actual
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El empleo efectivo de Tu-141/143 por parte de Ucrania no debería sorprender a nadie. Estos drones están siendo lanzados en misiones suicidas con objetivos aparentes como refinerías de petróleo rusas.
El concepto de los aviones no tripulados no es nuevo, ya que se remonta a la Primera Guerra Mundial, donde los primeros modelos servían como blancos para prácticas de tiro. En la década de 1950, las Fuerzas Aéreas estadounidenses, en colaboración con Ryan Aeronautical de California, desarrollaron el modelo 147, un avión no tripulado de nueve metros con un avanzado sistema de navegación inercial para su época y equipado con costosas cámaras en su parte delantera.
Estos drones volaron miles de misiones sobre Vietnam, capturando imágenes de objetivos que más tarde serían atacados por bombarderos tripulados. Se estaban desarrollando versiones armadas cuando la guerra llegó a su fin y, con ella, el abrupto cese del programa del Modelo 147.
La aviación soviética no tardó en desarrollar sus propios aviones no tripulados. El Tu-141/143 realizó su primer vuelo en 1974. Tupolev produjo 142 unidades del Tu-141, que se lanzaban desde rampas y se fabricaban en su planta de Kharkiv, en el este de Ucrania, permaneciendo en servicio hasta 1989.
Cuando Rusia invadió Ucrania en 2014, algunos Tu-141 y Tu-143 estaban almacenados en el país. Técnicos ucranianos comenzaron a extraer y reacondicionar estos viejos drones. Los separatistas apoyados por Rusia derribaron al menos dos Tu-143 sobre el este de Ucrania en 2014.
Aunque la fuerza aérea ucraniana cuenta con algunos bombarderos tripulados Sukhoi Su-24 capaces de lanzar misiles de crucero Storm Shadow y SCALP-EG con un alcance de 190 millas, la escasez de misiles y el alto valor de estos bombarderos limitan su uso en misiones de riesgo dentro de territorio ruso.
Eficacia y versatilidad del Tu-141/143 en las misiones actuales
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El Tu-141/143 emerge como una alternativa obvia en el arsenal ucraniano. Alcanza velocidades de 600 millas por hora y, al igual que el modelo 147, puede operar desde altitudes de 20.000 pies hasta rozar las copas de los árboles. Su sistema de navegación inercial le permite mantener una trayectoria precisa a más de mil millas de distancia, con la capacidad de recuperarse apagando el motor y activando un paracaídas.
Ucrania ha adaptado los Tu-141/143 para misiones suicidas transformando estos aviones no tripulados, originalmente diseñados para reconocimiento, en eficaces misiles de crucero sustituyendo el equipo de cámaras por explosivos. Un ejemplo notable de esta modificación se produjo en marzo de 2022, cuando un Tu-141 cargado con explosivos se desvió de su ruta y se estrelló en Croacia el 10 de marzo.
Durante el verano siguiente, Ucrania lanzó al menos dos incursiones con Tu-143 en la región rusa de Kursk, situada a unos 80 kilómetros de su frontera. Aunque las defensas aéreas rusas interceptaron ambos aviones no tripulados, el 5 de diciembre de 2022, los ataques posteriores lograron alcanzar dos bases de bombarderos rusos, situadas a 300 millas dentro del territorio ruso.
En febrero de 2023, parecía que Ucrania había empleado su último Tu-141/143 operativo en este tipo de misiones. En total, se perdieron 14 unidades entre los dos modelos durante el primer año del prolongado conflicto con Rusia. Sin embargo, la reciente ofensiva demuestra que el anterior análisis sobre la disponibilidad de estos aviones no tripulados era prematuro.
Hoy es tan difícil como hace un año determinar el número exacto de Tu-141 y Tu-143 que quedan en el arsenal ucraniano. Si todavía disponen de unidades operativas, es probable que sigan realizando ataques de precisión contra objetivos industriales rusos en las zonas fronterizas, demostrando la resistencia y adaptabilidad de estas tecnologías de la época de la Guerra Fría en el contexto de un conflicto moderno.