Rusia emplea drones de bajo costo para ubicar defensas antiaéreas ucranianas, dificultando la defensa del país.
Drones rusos de poliestireno y madera contrachapada acechan a las fuerzas ucranianas
Los sistemas aéreos no tripulados son fundamentales en el conflicto en Ucrania, siendo utilizados tanto por las fuerzas ucranianas como rusas. Medios ucranianos informan que Rusia despliega cada vez más drones para localizar los sistemas antiaéreos ucranianos. Estos drones, de bajo costo, presentan un dilema financiero para Ucrania, pues contrarrestarlos con misiles es costoso y poco práctico.
Rusia ha introducido recientemente dos nuevos tipos de drones, usados en cinco ataques en las últimas semanas, incluido uno nocturno el jueves. Según un funcionario citado por Reuters, estos drones están hechos de poliestireno y madera contrachapada. Una variante incluye una cámara y una tarjeta SIM ucraniana, lo que permite transmitir imágenes a las fuerzas rusas. Esta estrategia evita generar alarmas debido a la amplia cobertura de la tarjeta SIM en Ucrania.
Andriy Chernyak, portavoz de la agencia de inteligencia militar ucraniana, explica que estos drones están identificando posiciones de grupos móviles ucranianos y ametralladoras capaces de derribarlos. El objetivo es localizar todas las defensas aéreas ucranianas, mientras Rusia perfecciona sus tácticas y experimenta con nuevas tecnologías en sus incesantes ataques.
Ucrania enfrenta el desafío con sistemas de defensa avanzados y apoyo occidental
A pesar de la escasez de sistemas de misiles antiaéreos, Ucrania mantiene la capacidad de contrarrestar los ataques aéreos rusos. Gracias al apoyo de aliados occidentales, ha recibido una variedad de sistemas de defensa cruciales, como el sistema de misiles Patriot de fabricación estadounidense. Este sistema se destaca por interceptar y neutralizar amenazas a diversas altitudes y distancias, siendo un componente indispensable de la estrategia de defensa aérea ucraniana.
Ucrania también cuenta con el Sistema Avanzado de Misiles Tierra-Aire de Noruega (NASAMS), efectivo contra aeronaves y misiles, conocido por su movilidad y capacidad de despliegue rápido. Además, el sistema alemán IRIS-T SLM, famoso por su precisión y versatilidad, añade una capa sólida de defensa contra incursiones aéreas rusas.
Junto a estos sistemas avanzados, Ucrania ha recibido sistemas soviéticos más antiguos, como el S-300. Modernizados para garantizar su funcionamiento, estos misiles tierra-aire complementan los sistemas más modernos del arsenal ucraniano, proporcionando defensa contra amenazas a gran altitud.
Sistemas portátiles de defensa aérea refuerzan las capacidades ucranianas
Las fuerzas ucranianas también han sido equipadas con sistemas portátiles de defensa aérea, como el FIM-92 Stinger estadounidense. Estos MANPADS son cruciales para que las tropas terrestres se defiendan de aviones y drones que vuelan a baja altura. La facilidad de uso del Stinger y su eficacia en diversos escenarios de combate lo convierten en una herramienta valiosa para los soldados ucranianos en el frente.
Aunque los detalles sobre los drones de madera contrachapada rusos permanecen confidenciales, se sabe que Rusia ha desplegado drones Shahed de fabricación iraní en Ucrania. Rusia ha establecido una fábrica en Kazán para producir estos drones, rebautizados como Geran-2. El costo relativamente bajo de los drones Shahed los hace atractivos para países que buscan mejorar sus capacidades aéreas sin una carga financiera significativa.
Comparados con los drones occidentales, los Shahed-136 cuestan entre 20.000 y 50.000 dólares por unidad. En cambio, el MQ-9 Reaper estadounidense cuesta aproximadamente 16 millones de dólares por unidad, y el Bayraktar TB2 turco alrededor de 5 millones de dólares. Esta diferencia de precios refleja los distintos niveles de sofisticación tecnológica y capacidades de carga de estos UAV.
Diferencias económicas y estratégicas en la elección de drones para el conflicto
La significativa disparidad de precios entre los drones iraníes y los occidentales se debe a varios factores, como el nivel de tecnología, capacidad de carga y calidad de materiales. Los drones occidentales suelen venir equipados con sensores avanzados, sistemas de comunicación y armamento, contribuyendo a sus elevados costos.
Los drones Shahed-136 que Rusia utiliza en Ucrania son mucho más asequibles, oscilando entre 20.000 y 50.000 dólares por unidad. Esta asequibilidad los convierte en una opción atractiva en comparación con UAV occidentales como el MQ-9 Reaper y el Bayraktar TB2, cuyos precios son considerablemente más altos.
La elección de UAV en la guerra moderna refleja diferentes consideraciones estratégicas y económicas. Los drones iraníes, por su bajo costo, permiten una capacidad aérea mejorada sin una carga financiera significativa, mientras que los drones occidentales ofrecen tecnología y capacidades superiores a un costo mucho mayor.