La Marina estadounidense avanza en su estrategia de integrar sistemas no tripulados para reforzar su presencia en el Indo-Pacífico.
Nueva estrategia operativa prioriza buques autónomos y distribución de fuerzas
La Marina de Estados Unidos ha comenzado a transformar su enfoque doctrinal mediante el despliegue de buques de superficie no tripulados (USV). En 2024, completó el primer despliegue operativo de cuatro de estas naves, que recorrieron 46,651 millas náuticas en el Pacífico en cinco meses, operando casi en su totalidad de forma autónoma. Las unidades Sea Hunter, Sea Hawk, Mariner y Ranger partieron desde California con destino a Japón y Australia, donde se integraron con la Armada y el Cuerpo de Marines en maniobras convencionales.
Esta acción, dirigida por la Unmanned Surface Vessel Division One, representa un paso importante hacia una flota que combina plataformas tripuladas y no tripuladas. La iniciativa surge en respuesta a amenazas emergentes, particularmente en el área del Indo-Pacífico, donde China ha expandido considerablemente su poder naval desde 1990 y perfeccionado su tecnología militar.
El plan de navegación publicado en 2022 contempla una flota de 500 unidades para 2045, con énfasis en sistemas autónomos como USV, UUV y UAV. Este objetivo está alineado con el Proyecto 33 de la almirante Lisa Franchetti, que busca ampliar el uso de plataformas robóticas para 2027, ante un eventual conflicto en el estrecho de Taiwán o en otras áreas del Pacífico.
La doctrina de Operaciones Marítimas Distribuidas (DMO) orienta este cambio. DMO propone la dispersión de activos navales en varios dominios para dificultar la reacción enemiga y minimizar vulnerabilidades. En el ejercicio Integrated Battle Problem 23.2, los USV navegaron desde la costa oeste estadounidense hasta Yokosuka, integrándose con el grupo de ataque del USS Carl Vinson y fuerzas japonesas en un despliegue conjunto.
Elementos clave sobre la estrategia naval autónoma en el Indo-Pacífico
- 500 buques para 2045, incluyendo una proporción creciente de sistemas no tripulados.
- Sea Hunter, Sea Hawk, Mariner y Ranger operaron de forma autónoma en el Pacífico.
- Proyecto 33 de la almirante Franchetti impulsa el uso de tecnologías robóticas para 2027.
- DMO busca disuadir al adversario mediante la distribución de capacidades navales en múltiples dominios.
- USVRON 3 comenzó a operar embarcaciones GARC de reconocimiento y negación marítima.
Divisiones especializadas y nuevas capacidades técnicas aceleran el cambio
El establecimiento de unidades dedicadas como Task Force 59 en 2021 marcó el inicio de pruebas con USV e inteligencia artificial en el Golfo Pérsico. Esta fuerza planeó operar 100 USV en esa región para 2023. Por su parte, en 2024, la escuadra USVRON 3 incorporó embarcaciones GARC de 16 pies enfocadas en misiones de patrullaje y reconocimiento. La producción de estas naves alcanzará 32 unidades por mes en 2025.
La operación autónoma de largo plazo exige avances tecnológicos significativos. Los USV deben mejorar sus sistemas de propulsión, estructura y energía. Además, es necesario perfeccionar la conexión con redes de mando como la Joint Fires Network del Comando Indo-Pacífico. La Marina también está desarrollando el Integrated Combat System, que permitirá a los USV compartir datos en tiempo real con buques tripulados que operan el sistema Aegis.
En el ámbito submarino, los UUV han demostrado capacidades relevantes. En 2024, se evaluaron los sistemas Yellow Moray y Rat Trap, adaptados para lanzarse desde submarinos de las clases Los Ángeles y Virginia. Estas pruebas se realizaron en colaboración con el Reino Unido en el marco de AUKUS, ampliando las opciones de reconocimiento submarino en zonas de riesgo.
El Project Overmatch, dirigido por el vicealmirante Jeffrey Trussler, busca conectar sensores y plataformas autónomas a través de una red unificada. Este desarrollo permitirá una mayor coordinación en operaciones multidominio.
Ejercicios conjuntos validan el potencial de sistemas no tripulados
Durante RIMPAC 2022, la Unmanned Surface Vessel Division 1 probó la interoperabilidad de los USV con buques tripulados. Lockheed Martin presentó una operación donde un UAV Vector Hawk, lanzado desde un UUV Marlin MK2, ejecutó una misión de inteligencia de forma autónoma.
La Oficina de Investigación Naval ha desarrollado el programa Low-Cost UAV Swarming Technology, enfocado en enjambres de drones que pueden ejecutar acciones de vigilancia y ataque en conjunto. Esta tecnología reduce costos y aumenta la flexibilidad operativa en escenarios complejos.
El Proyecto 33 contempla también mejoras en infraestructura. Se prevé ampliar instalaciones de mantenimiento en Guam, Japón y otras bases del Pacífico occidental. Estas acciones facilitarán reparaciones en zonas de combate, aunque algunos analistas señalan riesgos logísticos asociados a la autonomía, como el reabastecimiento y mantenimiento en alta mar.
La experiencia en Ucrania con drones explosivos ha influido en la estrategia naval estadounidense. No obstante, los requerimientos operativos del Indo-Pacífico exigen mayor autonomía y capacidad de recuperación debido a las extensas distancias.
El Indo-Pacífico, eje de la competencia tecnológica con China
La estrategia Advantage at Sea de 2020, impulsada por los almirantes Michael Gilday y David Berger, subraya el uso de sistemas autónomos frente a las defensas antiacceso de China. El Navigation Plan 2024 refuerza esta visión, priorizando la colaboración con aliados como Japón, Australia y Filipinas.
Los ejercicios Balikatan han servido para validar tácticas de enjambre autónomo. La incorporación de sistemas UxS en maniobras conjuntas con Marines ha fortalecido la capacidad de respuesta regional.
Las limitaciones presupuestarias y de personal también han motivado esta transición. Con una flota menor a 300 buques, la Marina necesita soluciones como USV y UUV para mantener su presencia sin ampliar las dotaciones humanas ni comprometer el mantenimiento.
El Congreso respaldó un enfoque evolutivo, priorizando la madurez tecnológica antes de institucionalizar programas de USV medianos y grandes. Este enfoque fue recogido en la ley de autorización de defensa de 2021.
El desarrollo doctrinal y táctico marca el futuro de la guerra naval
Los USV cumplen múltiples funciones, desde recolección de inteligencia hasta guerra electrónica y lanzamiento de misiles. Los buques de combate litoral, especialmente los tipo Independence, han operado como naves nodrizas para USV en ejercicios como Autonomous Warrior.
La incorporación de misiles Naval Strike y lanzadores SM-6 a los LCS ha aumentado su capacidad ofensiva y complementado las tareas de los sistemas autónomos.
El Naval Warfare Development Center encabeza la codificación de nuevas tácticas para el empleo de UxS. En julio de 2024, Proceedings publicó una clasificación de cuatro usos: piquete, distribuido, masivo e integrado.
La experiencia acumulada por la Task Force 59 ha sido crucial para definir procedimientos en entornos operativos complejos, como los del Golfo.
Aplicaciones globales y cooperación internacional refuerzan la estrategia
En América Latina, el Comando Sur evalúa el uso de USV para tareas como interdicción de drogas y vigilancia pesquera. Esta región, con 16 millones de millas cuadradas de área marítima, exige conciencia situacional continua.
El concepto de “oceáno digital” propuesto por Task Force 59 sugiere un sistema integrado de sensores distribuidos, aplicable en el Mar del Sur de China para monitorear actividades chinas.
Persisten inquietudes sobre sostenibilidad operativa. Un artículo de War on the Rocks en 2021 advirtió sobre la falta de estrategias para recuperar y mantener sistemas no tripulados en condiciones reales de combate.
Los ataques hutíes con USV en el mar Rojo en 2024 muestran que actores no estatales también pueden emplear estas tecnologías, lo que refuerza la necesidad de desarrollar medidas defensivas, como detección temprana e interferencia electrónica.
Interoperabilidad con aliados define el nuevo panorama de seguridad
El Navigation Plan 2024 destaca la prioridad de fortalecer la interoperabilidad regional. Ejercicios como Autonomous Warrior y Balikatan han incluido a aliados como Australia y Filipinas.
El acuerdo AUKUS con el Reino Unido ha permitido avances conjuntos en UUV, mientras que Japón ha participado en maniobras con USV, consolidando la cooperación operacional.
Frente a la coordinación creciente entre China y Rusia, Estados Unidos refuerza sus alianzas navales para mantener ventaja en el Indo-Pacífico.
Los programas Offensive Swarm-Enabled Tactics y Replicator, impulsados por el Pentágono y la Oficina de Investigación Naval, aceleran la adopción de plataformas no tripuladas. La estrategia Department of the Navy Strategy for Intelligent Autonomous Systems de 2021 sigue guiando estos esfuerzos.
Esta transformación estructural refleja la necesidad de mantener la supremacía naval en un entorno estratégico en constante evolución, con foco principal en el Indo-Pacífico.