El 21 de julio de 2025, el Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció una inversión de aproximadamente $955 millones para garantizar el suministro sostenido de misiles AGM-158, incluyendo el misil antibuque LRASM y el misil aire-superficie JASSM. Esta asignación se ejecutará dentro de un acuerdo marco de entregas indefinidas, centrado en apoyar la producción y el mantenimiento a largo plazo de estas armas estratégicas.
El contrato adjudicado beneficia a Lockheed Martin como proveedor principal. La producción se desarrollará en Orlando, Florida, y deberá concluir antes del 17 de julio de 2030. Esta financiación tiene como objetivo preservar la cadena de producción mediante adquisiciones plurianuales y reforzar la capacidad industrial para asegurar una respuesta eficiente ante escenarios de alta demanda militar.
Los modelos AGM-158 JASSM y AGM-158C LRASM derivan de una misma base tecnológica diseñada por Lockheed Martin. El JASSM, concebido para ataques aire-tierra de largo alcance, incluye variantes con diferente alcance: el estándar llega a 370 km, mientras que el JASSM-ER, equipado con un motor de turbofán y un tanque extendido, alcanza 1000 km. Incorpora navegación GPS asistida por inercia, sensor infrarrojo y sistema ATR, con un CEP estimado de tres metros y una ojiva penetrante de 432 kg.
El LRASM, basado en el JASSM-ER, se adaptó a operaciones navales en entornos hostiles. Emplea sensores pasivos multifunción y navegación resistente a interferencias. Permite identificar y atacar buques con señales degradadas, sin depender de redes de mando. Su ojiva pesa 454 kg, mantiene un perfil de vuelo bajo y supera los 320 km de alcance. Está integrado en los B-1B de la USAF y los F/A-18E/F de la Armada, y se trabaja en una variante de lanzamiento vertical compatible con el sistema Mk 41.
Ambos misiles forman parte de un esfuerzo coordinado por consolidar capacidades de ataque subsónico de baja detectabilidad. Mientras el JASSM actúa sobre objetivos terrestres, el LRASM se orienta a amenazas navales. Comparten una infraestructura logística, líneas de producción escalables, variantes de exportación y planes de actualización, como el JASSM-XR y mejoras en los enlaces de datos en tiempo real.
Lockheed Martin también desarrolla la integración de estos misiles en el F-35, especialmente en la versión F-35B, dentro del programa de modernización Bloque 4. Según declaraciones de Greg Ulmer y JR McDonald en el Salón Aeronáutico de París 2025, esta actualización representa la mayor expansión funcional del caza hasta la fecha.
Además, la empresa ejecuta un contrato acelerado para la Oficina de Despliegue del LRASM, orientado a perfeccionar tecnologías utilizadas en programas de IOC. Paralelamente, continúa el desarrollo de la variante de lanzamiento vertical para sistemas navales Mk 41. Estas acciones buscan mejorar la disponibilidad operativa y adaptabilidad de los sistemas en múltiples plataformas.
El LRASM alcanzó la capacidad operativa inicial en los B-1B en diciembre de 2018, seguido por su implementación en los F/A-18E/F en 2019. El JASSM, operativo con la USAF desde hace más de veinte años, ha consolidado su rol como misil de largo alcance con precisión contra objetivos estratégicos y protegidos.
En junio de 2022, Lockheed Martin inauguró una planta de 225.000 pies cuadrados dedicada a la producción de misiles, equipada con líneas de pintura robótica, pruebas automatizadas y sistemas de modelado dinámico. Esta infraestructura apunta a incrementar la eficiencia y capacidad de fabricación de forma sostenida en los próximos años.
La inversión del Pentágono refuerza las capacidades de disuasión ofensiva mediante plataformas aéreas armadas con municiones precisas. Este respaldo financiero responde a las necesidades operativas derivadas de amenazas navales y terrestres en evolución, en un contexto estratégico cada vez más exigente.