El 26 de julio de 2025, la 1.ª División Blindada del Ejército de Estados Unidos comunicó a través de su canal oficial que inició pruebas de campo con un tanque M1 Abrams modificado con una ametralladora M134. Esta integración, considerada poco común, combina una ametralladora Gatling típica de helicópteros con un carro blindado de gran tonelaje. El objetivo consiste en adaptar el armamento a las nuevas amenazas aéreas de corto alcance, especialmente frente al uso masivo de drones.
La sustitución de la ametralladora estándar M240 de 7,62 mm por la M134 permite dotar al Abrams de una cadencia de fuego significativamente superior. La M134, un sistema rotativo de seis cañones capaz de disparar hasta 6.000 proyectiles por minuto, se controló manualmente mediante una mira Trijicon MGRS. El cargador fijo de 3.000 cartuchos se ubicó junto a la torreta, lo que permitió ofrecer fuego de supresión contra amenazas inmediatas como drones FPV o municiones merodeadoras.
La elección de incorporar esta arma en un tanque responde a experiencias operativas observadas en Ucrania, donde drones económicos han comprometido vehículos blindados de alta gama. La combinación de potencia de fuego y blindaje pretende constituir una barrera de último recurso ante ataques aéreos. Aunque esta evaluación aún no forma parte de un programa formal, el Ejército de Estados Unidos contempla futuras incorporaciones de guiado automatizado y sensores similares al sistema naval Phalanx CIWS.
Casos similares se han reportado en otros países. Irán adaptó clones del cañón M61A1 a camiones 6×6 en años anteriores. Polonia desarrolló un sistema anti-UAV autónomo con la Gatling WLKM de 12,7 mm y capacidad de 3.600 disparos por minuto. China implementó el LD2000, basado en la AO-18 de 30 mm, sobre plataforma móvil terrestre. Turquía presentó el sistema TOLGA, con capacidades de neutralización dura y blanda en un vehículo 4×4. A diferencia de estos sistemas, la solución estadounidense se opera manualmente, aunque ofrece mayor blindaje y movilidad.
La iniciativa se alinea con el enfoque doctrinal estadounidense frente a entornos de combate dominados por amenazas multidominio. Dada la proliferación de enjambres de drones y vehículos aéreos no tripulados kamikaze, las fuerzas mecanizadas de la OTAN y sus aliados requieren defensas escalables. La incorporación de armas de alta cadencia en plataformas blindadas podría formar parte de una red defensiva en capas, útil en escenarios donde no se garantice la superioridad aérea o la efectividad de la guerra electrónica.
Según el Ejército de Estados Unidos, esta prueba apunta a preparar a las fuerzas de primera línea para enfrentamientos en zonas con alta presencia de drones. La intención de dotar a los Abrams con armamento adicional revela una reorientación de la defensa terrestre, ya que la armadura convencional y los sistemas de protección activa podrían resultar insuficientes en escenarios con amenazas aéreas no convencionales.