El bombardero furtivo B-2, probado en combate, ha cumplido 30 años en los últimos tiempos. Este hito no ha pasado desapercibido, ya que este avión de aspecto estilizado se ha hecho famoso durante décadas por sus exitosas misiones de ataque sobre Libia, Irak y Afganistán, tras su debut en combate en Kosovo en 1999.
Mientras el nuevo bombardero furtivo de nueva generación B-21 Raider se prepara para su primer vuelo y se espera que irrumpa en escena en los próximos años en grandes cantidades, el famoso B-2 no va a desaparecer a corto plazo.
Las Fuerzas Aéreas tienen previsto introducir gradualmente el B-21 para que vuele junto a un B-2 modernizado en los próximos años.
Las mejoras mantienen al B-2 de la época de la Guerra del Bacalao en el cielo
A primera vista, podría pensarse que un bombardero furtivo nacido en la época de la Guerra Fría no seguiría siendo viable, eficaz o relevante 30 años después de surcar los cielos. Sin embargo, en los últimos años las Fuerzas Aéreas han modernizado el B-2 hasta convertirlo en un avión casi totalmente distinto.
De hecho, no es probable que cambie su configuración externa. Sin embargo, puede haber nuevas innovaciones en el ámbito del material de revestimiento absorbente de radares o de la gestión térmica suficientes para mejorar enormemente sus propiedades furtivas.
Las actualizaciones del bombardero B-2 implican una amplia esfera de mejoras masivas de rendimiento que se remontan a muchos años atrás y ya han demostrado su éxito. En cuanto al sigilo o la capacidad de evitar las defensas aéreas enemigas, el Ejército del Aire ha estado integrando recientemente una nueva tecnología de sensores de “detección de defensas aéreas” denominada Sistema de Gestión Defensiva.
Este avanzado sensor, que ya se está incorporando al B-2, ayuda a las tripulaciones a identificar la ubicación de las defensas aéreas enemigas, ofreciendo así una capacidad crítica para eludir, evitar o volar lejos de posibles ataques terrestres.
Esto es particularmente relevante dados los recientes avances en la tecnología de defensa aérea. La prensa rusa, respaldada por el Estado, afirma que los sistemas de defensa aérea S-400 y S-500 son capaces de rastrear y destruir incluso aviones furtivos. Esto puede ser cierto o no.
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Sin embargo, las modernas defensas aéreas rusas alcanzan mayores distancias, operan en una gama más amplia de frecuencias y se benefician de los avances en procesamiento digital, redes y radares terrestres más sensibles o precisos. Por ello, la integración del DMS está diseñada para que el B-2 siga siendo eficaz incluso en los entornos de amenaza más modernos y de alta tecnología.
Este tipo de mejoras en los sistemas de detección también están respaldadas por un nuevo procesador informático que se está incorporando al B-2 y que, según los informes, es 1.000 veces más rápido que el actual sistema informático de a bordo. En cuanto a las armas, es probable que la interfaz, el software y la ingeniería informática se estén ajustando para disparar una nueva esfera de armas de vanguardia y futuras que incluye las bombas nucleares B-61 mod 12 mejoradas y posiblemente el misil de crucero con capacidad nuclear llamado Long Range Standoff Weapon.
El B-2 seguro que tiene algo de “espíritu
En los últimos años, el B-2 también ha sido probado con una variante mejorada de largo alcance del misil Joint-Air-to-Surface-Standoff-Missile, denominado JASSM-ER.
Las Fuerzas Aéreas y Northrop Grumman también han seguido mejorando la precisión de puntería de las bombas, la detección, el guiado y el análisis de datos mediante una modernización criptográfica de vanguardia y el Sistema de Puntería Asistida por Radar (RATS).
El principal avance para el B-2 no sólo está relacionado con estas armas y tecnología, sino con la capacidad de que trabajen coordinadas entre sí mediante computación de alta velocidad, interfaz hombre-máquina con aportación del piloto y software avanzado construido sobre conjuntos comunes de estándares o protocolo IP para permitir la interoperabilidad.