El H-20, nuevo bombardero furtivo de China, plantea interrogantes sobre su capacidad para alterar el equilibrio militar con Estados Unidos.
Con el reciente despliegue del B-21, el nuevo bombardero furtivo de ataque por parte de Estados Unidos, se ha evidenciado una notable modernización en las capacidades nucleares del país, reafirmando su compromiso con el fortalecimiento de la tríada nuclear estratégica.
En respuesta a esta avanzada estadounidense, China ha intensificado sus esfuerzos para expandir su arsenal nuclear, con el objetivo de superar a la potencia norteamericana en términos de supremacía militar.
Se anticipa la entrada en servicio del H-20, descrito como una versión china del B-2, dentro de las filas del Ejército Popular de Liberación Aéreo (PLAAF) para esta década.
El despliegue de este primer bombardero estratégico chino con capacidad nuclear significaría una capacidad extendida de alcanzar blancos dentro del territorio estadounidense, presentando un motivo de preocupación dada la potencialidad armamentística del H-20 junto a otros factores aún desconocidos.
Actualmente, el B-2 Spirit de Estados Unidos mantiene el título del único bombardero furtivo operativo a nivel mundial. Sin embargo, la aparición del prototipo del PLA sugiere que esta exclusividad podría estar acercándose a su fin.
Desafíos y avances en la carrera por la supremacía aérea
A pesar de que el proyecto chino de bombarderos furtivos no se hizo público oficialmente hasta el 2016, existen indicios de que la PLAAF ya había iniciado el desarrollo de prototipos desde la primera década del 2000.
Un incidente notable se produjo en 2005 cuando un ingeniero principal de Northrop Grumman enfrentó acusaciones bajo la Ley de Control de Exportación de Armas por supuestamente vender detalles críticos del B-2 a Beijing. Esta filtración de información se considera un elemento crucial en el avance de la tecnología furtiva china.
Andreas Ruppercht, un reconocido analista de la aviación china, en 2013 divulgó modelos conceptuales que sugerían la creación de un bombardero furtivo por parte de China.
Confirmaciones adicionales llegaron en 2014 cuando medios estatales chinos informaron sobre el desarrollo de un “bombardero estratégico intercontinental” capaz de eludir las defensas aéreas adversarias.
La publicación de un video por parte de la Corporación de la Industria de la Aviación de China en 2018, en el cual se insinúa la silueta del H-20 bajo una lona, solidifica las especulaciones sobre el progreso significativo de China en su ambición de ampliar su capacidad de proyección de poder aéreo a nivel global.
H-20 Desafío a la dominación
La República Popular China está enfrascada en una ambiciosa cruzada para alcanzar y, si es posible, superar la preeminencia aérea global de sus adversarios.
A pesar de los misterios que rodean los detalles específicos de su diseño, la certeza recae en el compromiso chino por establecer una superioridad aérea indiscutible.
Los expertos estiman que el bombardero H-20 podría exhibir un rango operativo de hasta 8.500 kilómetros, una capacidad que amplía considerablemente el teatro de operaciones de China, extendiéndose más allá de la primera cadena de islas y amenazando puntos estratégicos como Japón, Filipinas y el territorio estadounidense de Guam.
Una evaluación del Pentágono en 2018 expuso los riesgos adicionales que supondría el desarrollo de un bombardero capaz de reabastecerse en vuelo, potencialmente extendiendo su alcance más allá de la segunda cadena de islas, lo que subraya la magnitud del desafío que plantea para la seguridad estadounidense.
Se anticipa que el H-20 estará equipado con un avanzado radar de barrido electrónico activo (AESA), empleando antenas conformadas para optimizar el despliegue de su arsenal, que incluiría misiles de crucero subsónicos como armamento primario.
El diseño del H-20, presumiblemente inspirado en el B-2 Spirit de EE. UU., enfatiza la imitación como forma de aceleración tecnológica.
Innovaciones de diseño: La silueta furtiva del H-20
El análisis de material visual difundido por China sugiere que el H-20 adoptará una configuración de ala volante, un diseño que ofrece claras ventajas para operaciones encubiertas.
La ausencia de fuselaje y empenaje traduce en una menor resistencia y una eficiencia estructural superior, mientras que esta forma aerodinámica promueve una mayor generación de sustentación en comparación con diseños de ala fija convencionales.
Más importante aún, este diseño es crucial para minimizar la detección por radar, tanto en bandas de alta como de baja frecuencia, lo que potencialmente coloca al H-20 en una posición ventajosa en el ámbito del sigilo operativo.
Mientras las capacidades exactas del H-20 permanecen en gran medida en el reino de la especulación, lo que sí es evidente es el impulso inquebrantable de Pekín hacia la culminación de un arsenal militar capaz de rivalizar con el de Estados Unidos.
La visión china de forjar un “ejército de categoría mundial” para el año 2049 avanza con pasos firmes y decididos, marcando un curso claro hacia una renovada dinámica de poder global.