En el marco presupuestario del periodo fiscal 2025-2029, se ha designado una partida de 28.500 millones de dólares para el ambicioso programa Next Generation Air Dominance (NGAD). Este proyecto pretende sustituir a la flota de F-22 Raptors, posicionándose como el pilar más innovador dentro del arsenal aéreo del Ejército.
El NGAD se compone de una nueva generación de aviones, que incluye un fuselaje de sexta generación de última generación acompañado de Aviones de Combate en Colaboración (CCA), según ha declarado Frank Kendall, secretario del Cuerpo Aéreo del Ejército. Está previsto desarrollar al menos 1.000 CCA, con el objetivo de alcanzar la operatividad de combate en 2028.
La iniciativa NGAD: Un salto cuántico en la supremacía aérea
Desde su creación en 2014, el NGAD fue concebido para satisfacer la necesidad de aviones de sexta generación listos para la década de 2030. La supremacía aérea estadounidense, históricamente asegurada por el F-22, se enfrenta a nuevos retos ante los avances rusos y chinos en el desarrollo de cazas de quinta generación como el Su-57 y el Chengdu J-20, respectivamente. Esto ha llevado tanto a Pekín como a Moscú a centrarse en la próxima generación de aviones, lo que subraya la importancia estratégica del programa NGAD.
El NGAD se inspira en la Iniciativa de Innovación Aeroespacial, destinada a la creación de prototipos de futuros aviones y estimulada por el Estudio de Dominio Aéreo de DARPA. Paralelamente, la Armada está desarrollando su propio caza de sexta generación, el F/A-XX.
Tecnologías revolucionarias y alianzas estratégicas en el horizonte NGAD
Este programa da prioridad a los avances en sigilo, propulsión, diseño digital y armamento de nueva generación. A pesar del secretismo que rodea a sus especificaciones, los progresos del NGAD sugieren avances prometedores.
Tras la retirada de Northrop Grumman, Lockheed Martin y Boeing se perfilan como los contratistas principales para el desarrollo de esta plataforma. Textron y General Atomics se centran en otros aspectos del proyecto. Recientemente, Pratt & Whitney anunció la finalización de la revisión crítica del diseño de su motor XA103, destinado al NGAD, lo que marca el inicio de las pruebas en tierra de este prototipo avanzado.
Aunque se prevé que el coste de cada fuselaje de sexta generación ascienda a cientos de millones de dólares, el Ejército del Aire argumenta que los CCA, al ser más asequibles económicamente, desempeñan un papel crucial en la estrategia del NGAD, al permitirle “crear masa” mediante la producción de al menos 1.000 unidades de estos drones de combate.
Aunque los CCA poseen limitaciones en términos de capacidad y supervivencia en comparación con los aviones de sexta generación a los que escoltarán, su despliegue en combate puede generar confusión y obligar al enemigo a revelar su posición.
En un contexto de creciente tensión entre Washington y Pekín, la aplicación eficaz del programa NGAD resulta esencial para mantener la ventaja aérea estratégica.