El reciente informe del Pentágono detalla las mejoras y adaptaciones que China está implementando en su caza furtivo J-20, con énfasis en la integración de equipos tripulados y no tripulados.
Este mes, un informe emitido por el Pentágono sobre el Poder Militar de China señalaba que Pekín está inmerso en experimentaciones para optimizar su caza furtivo J-20. El texto revela que las Fuerzas Aéreas del Ejército Popular de Liberación están explorando la integración de conceptos que combinen equipos tripulados y no tripulados en su reciente plataforma de combate.
A modo de comparativa, las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos están empleando un enfoque similar en su programa de cazas Next Generation Air Dominance.
El informe pone de manifiesto distintas adaptaciones al J-20 de China. Entre ellas, se destaca que “China está llevando a cabo mejoras en el J-20, que podrían contemplar un incremento en la capacidad de misiles aire-aire (AAM) que el avión podría portar en su modo de baja visibilidad, la implementación de toberas de propulsión vectorial y la incorporación de la función de supercrucero gracias a la instalación de motores WS-15 de fabricación propia y mayor potencia”.
El contexto geopolítico
Con el incremento de las tensiones entre Washington y Pekín, se vislumbra una escalada en la posibilidad de un conflicto cinético en el horizonte.
El Chengdu J-20, conocido también como “Dragón Poderoso”, representa la quinta generación de la plataforma de combate de superioridad aérea de China. Siguiendo la línea de sus contrapartes, el estadounidense F-22, F-35 Joint Strike Fighter y el ruso Su-57, el J-20 se posiciona como el tercer caza de quinta generación en surcar los cielos.
Emergiendo del programa chino J-XX en la década de 1990, el J-20 fue presentado en 2016 durante el Salón Aeronáutico de Zhuhai, en Guangdong. Este avión ha sido manufacturado por Chengdu Aircraft Industry Group, localizado en Sichuan.
Como directo rival de las plataformas estadounidenses de quinta generación, el J-20 incorpora las características distintivas de un caza furtivo avanzado. Desde su recubrimiento que disminuye la detección por radar hasta una sofisticada suite de electrónica y aviónica, su diseño aerodinámico hace del J-20 una potencia en el aire.
Durante su breve servicio en la PLAAF, el “Mighty Dragon” ha experimentado mejoras significativas. En 2021, el motor AL-31FM2 de origen ruso que propulsaba originalmente al caza fue reemplazado por el motor WS10 de producción local.
Pese a que este motor parece superar en capacidades a su versión rusa, según fuentes estatales, hay advertencias sobre la falta de pruebas en combate real de este motor, lo que podría catalogarlo como un riesgo potencial.
Un especialista en defensa de Jane’s expresó: “persisten las dudas sobre si China ha logrado alcanzar el empuje requerido en el J-20 con las cargas útiles actuales con los motores WS-10 de producción local”. Paralelamente, un conocedor del centro de estudios militares Yuan Wang de Pekín enfatizó que el motor XA100 del F-35 destaca sobre el WS-10 chino.
A partir de un reciente informe del Pentágono, se sugiere que la última versión del J-20 podría adaptarse para controlar aviones no tripulados. Los especialistas postulan que los drones “wingman” podrían ser operados por el modelo biplaza del J-20.
Por otro lado, las Fuerzas Aéreas estadounidenses investigan este innovador concepto para su caza NGAD. Informes señalan que la propuesta de sistemas del NGAD integrará vehículos aéreos no tripulados que cooperarán con cazas con piloto.
Estos Aviones de Combate Colaborativo tendrán como misión la vigilancia, analizar las defensas aéreas adversarias y expandir el mando y control bajo dirección humana. En esta modalidad, el caza de sexta generación liderará a los aviones no tripulados que lo sigan.
Se estima que China ha producido entre 180 y 220 J-20, superando los 187 F-22 Raptor fabricados. No obstante, las Fuerzas Aéreas y Espaciales advierten que, basándose en las marcas de serie en los fuselajes en eventos aeronáuticos, Pekín podría estar simulando un mayor inventario de reactores.
Si surgiera un conflicto bélico entre Washington y Pekín, el contingente de cazas J-20 de la PLAAF sería crucial. Además, Pekín avanza en su proyecto de bombarderos sigilosos H-20, considerado semejante al bombardero B-2 de la USAF.